ACADEMIA DE 14 AGOSTO DE 2012

ACADEMIA DE  14 AGOSTO DE 2012
TURNO VESPERTINO

sábado, 31 de diciembre de 2011

CASTILLO GARCÍA GUSTAVO,EN PROMEDIO, 33 DECESOS DIARIOS POR ACTOS LIGADOS AL CRIMEN ORGANIZADO.PÉRIÓDICO JORNADA 31-12-2011

Saldos de 2011
En promedio, 33 decesos diarios por actos ligados al crimen organizado
Diez estados acumularon 84% de los casos, entre ellos Chihuahua, NL, Sinaloa y Guerrero
Las otras entidades son Durango, Jalisco, Tamaulipas, Veracruz, Michoacán y Edomex
Foto
Guardia de prisión asesinado en Monterrey, Nuevo León, el pasado día 13. El año que termina fallecieron casi 12 mil personas por presunta rivalidad delincuencial o en enfrentamientosFoto Reuters
Gustavo Castillo García
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2011, p. 2
Durante 2011 fueron asesinadas 11 mil 890 personas en México, en promedio 33 cada día, por presunta rivalidad delincuencial o en enfrentamientos entre autoridades y grupos criminales. Del total, 10 entidades –Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Guerrero, Durango, Jalisco, Tamaulipas, Veracruz, Michoacán y estado de México– acumularon 84 por ciento de los casos, hasta este 30 de diciembre
De acuerdo con un recuento periodístico de La Jornada e información obtenida de funcionarios del gabinete de seguridad; del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia, y del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, en 2011 hubo una disminución de 11 por ciento en el número de asesinatos en relación con 2010, al pasar de 13 mil 417 a 11 mil 890. Sin embargo, suman 51 mil 918 en lo que va del gobierno del presidente Felipe Calderón.
Base de datos sin actualizar
Desde el pasado 12 de enero, el gobierno federal no ha difundido la actualización de la Base de Datos de Homicidios Presuntamente Cometidos por Rivalidad Delincuencial, la cual en 2010 contabilizó 15 mil 273 asesinatos, mil 856 más que los casos registrados periodísticamente en La Jornada.
De enero a octubre de 2011, el promedio fue de mil casos mensuales, pero en noviembre y diciembre disminuyeron los reportes a 778 y 775, respectivamente.
Lo anterior, a pesar de matanzas como la de Veracruz, donde presuntos integrantes de Los Zetas asesinaron a 11 personas supuestamente tras asaltarlas, y luego de que cinco de los señalados como delincuentes por la Secretaría de la Defensa Nacional fueron abatidos a tiros. Un día después de esa masacre, 13 cadáveres fueron dejados en una avenida cercana dentro de un camión, y en Nuevo León se localizó una fosa clandestina con restos de más de 10 personas.
De acuerdo con el conteo de este diario, en Chihuahua, la entidad con más homicidios en los pasados cuatro años, se cometieron mil 920 ejecuciones. Nuevo León se ubicó en segundo lugar nacional en los llamados homicidios dolosos, y en tercero quedó Guerrero, donde se reportaron mil 540 casos supuestamente producto de la disputa entre el cártel de Sinaloa, células de grupos que surgieron de la banda de los Beltrán Leyva y Los Zetas.
En Sinaloa, donde fue detenido Felipe Cabrera, presunto jefe de escoltas de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, uno de los líderes del cártel de esa entidad, hasta el pasado día 23 se habían contabilizado mil 400 asesinatos.
En Durango –entidad en la que se han localizado restos de más de 240 seres humanos, inhumados de manera clandestina y que fueron, según versiones gubernamentales, asesinados por una pugna entre dos grupos del cártel de Sinaloa– durante 2011 se reportaron 930 ejecuciones.
Jalisco se convirtió en zona de confrontación entre grupos criminales tras la muerte de Ignacio Coronel Villarreal, uno de los líderes del cártel de Sinaloa, quien fue abatido a tiros por militares en julio de 2010. Durante 2011 se reportaron 210 homicidios más que un año antes, al pasar de 550 a 760.
En Tamaulipas aparentemente disminuyeron los asesinatos de presuntos criminales, ya que mientras en 2010 se contabilizaron 728 homicidios, en 2011 fueron 678.
Sin embargo, la disputa de territorios tamaulipecos entre integrantes de Los Zetas y miembros del cártel del Golfo unidos con sicarios de las bandas de Sinaloa y Los caballeros templarios ha incrementado la violencia en la zona, así como los enfrentamientos de estas bandas con fuerzas federales.
En esa entidad fueron descubiertas en abril de 2011 narcofosas con 172 restos de migrantes asesinados.
En Veracruz –donde se contabilizaron 350 homicidios dolosos– también se dio la matanza de 35 personas, cuyos restos fueron abandonados el 20 de septiembre en inmediaciones del monumento a Los Voladores de Papantla por presuntos integrantes de un grupo autodenominado Matazetas o cártel de Jalisco Nueva Generación.
En Michoacán y el estado de México se contabilizaron 772 ejecuciones debido a la presunta disputa de territorios entre integrantes de La Familia Michoacana, Los caballeros templarios y grupos afines a la organización de los hermanos Beltrán Leyva y escisiones de la banda que dirigía Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, que tienen presencia también en Morelos y Guerrero.
De acuerdo con el recuento periodístico, de los 11 mil 880 asesinatos registrados en 2011, 7 por ciento fue contra mujeres, y más de 60 por ciento de las víctimas tenía de 20 a 30 años.
Entre los ultimados se cuentan 570 policías. La mayor parte eran integrantes de corporaciones estatales y municipales, según información obtenida de funcionarios federales.
Entre las detenciones que el gobierno federal considera más relevantes se encuentran las de José Jorge Balderas Garza, El JJ, presunto agresor del futbolista Salvador Cabañas. También, Flavio Méndez Santiago, El Amarillo; Raúl Lucio Hernández, El Lucky, y Jesús Enrique Rejón, El Mamito, fundadores de Los Zetas.
De ese grupo fue detenido asimismo Carlos Oliva Castillo, identificado como el autor material e intelectual del atentado contra el casino Rolaye, cometido en Monterrey el 25 de agosto, el cual dejó un saldo de 52 personas muertas.
Otras detenciones importantes fueron las de Jesús El Negro Radilla y José Luis Luquín, acusados de ser autores de la matanza de siete personas en Morelos el 28 de marzo de 2011, entre ellas Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia.
Asimismo, fueron capturados José de Jesús Méndez, El Chango, y Saúl Solís, ambos líderes del cártel de La Familia.
También, Noel Salgueiro y Felipe Cabrera, presuntos operadores del grupo criminal de Sinaloa y considerados por las autoridades cómplices importantes de El Chapo Guzmán y el consuegro de éste, Manuel Félix Félix, señalado como integrante de una organización de lavadores de dinero.
Por lo que hace a la captura de integrantes del cártel de Juárez, fue detenido José Antonio Acosta Hernández, El Diego, identificado por las autoridades como responsable de la matanza de jóvenes estudiantes en Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez, y de la colocación de un coche bomba en esa misma localidad fronteriza.

BROOKS DAVID, LA REVUELTA DE OCUPA WALL STREET APENAS INICIA. PERIÓDICO JORNADA 31-12-2011

La revuelta de Ocupa Wall Street apenas inicia
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2011, p. 32
Nueva York, 30 de diciembre. El año concluye sólo para marcar el inicio del inicio, afirman integrantes de Ocupa Wall Street, quienes preparan iniciativas para 2012 con acciones en el ámbito electoral, en la lucha por vivienda, salud y educación para todos, en los barrios y campos del país, mientras debaten sobre la próxima fase de su movimiento.
Hoy marca lo que el cineasta Michael Moore y también el Wall Street Journal recuerdan como la primera ocupación en este país en nombre de una causa de justicia económica. Hace 75 años, el 30 de diciembre, cientos de trabajadores (incluyendo el tío de Moore) ocuparon la planta automotriz de General Motors en Flint, Michigan, durante 44 días. A pesar de que la empresa, en pleno invierno, suspendió la calefacción y el agua a la planta, y de varios intentos de desalojo por la policía y hasta la Guardia Nacional, la empresa finalmente cedió ante las demandas y reconoció al sindicato automotriz UAW, en lo que se recuerda como un parteaguas en la lucha sindical estadunidense.
“Pero 75 años después, los patrones y elites han recuperado todo el poder y control. No puedo pensar una mejor manera de honrar a los ocupas originales que la participación de todos nosotros en el movimiento en Wall Street, en cualquiera que sea la forma que tome en cada uno de nuestros pueblos”, escribió Michael Moore. Haz algo, cualquier cosa, pero no te quedes en silencio. No ahora. Este es el momento.
El movimiento Ocupa no ha colapsado después de múltiples desalojos de plantones, represiones, arrestos y el frío invernal.
En sus primeras acciones contra las campañas políticas –al iniciarse el año electoral de 2012–, más de 25 manifestantes han sido arrestados en estos días recientes en Iowa, donde arranca la carrera entre los precandidatos presidenciales republicanos para obtener la nominación. Denunciando que de nuevo nos presentan políticos que han sido comprados por Wall Street y el uno por ciento, cientos de activistas han llegado de diferentes puntos del país para intentar tomar algunas de las oficinas de campaña de varios precandidatos republicanos, pero también las oficinas del Partido Demócrata y su candidato, el presidente Barack Obama. Ocupa Des Moines, la ciudad principal del estado, aún mantiene un campamento ahí.
Por otro lado, en acciones para enfrentar la crisis hipotecaria, activistas de Ocupa en Atlanta tomaron una casa embargada para recuperarla en favor de familias sin techo; en Oakland, la policía desalojó una ocupación de otra casa embargada, entre otras acciones parecidas en varios puntos del país.
Aquí en Nueva York, para festejar el despertar maravilloso que ocurrió en 2011, Ocupa Wall Street convoca a una fiesta del 99 por ciento en la Plaza Libertad –sitio donde se estableció el primer campamento el 17 de septiembre, que fue posteriortemente desalojado– para hacer la revolución del Año Nuevo, la noche del 31.
Esa misma noche se programa una manifestación de ruido en las afueras del centro de detención metropolitano, para expresar solidaridad con los encarcelados y denunciar el sistema penitenciario. Acciones paralelas se realizarán en Seattle, Oakland, Baltimore, Atlanta, Vancouver y Londres, entre otras. Una manifestación de ruido rompe el aislamiento y enajenación de las celdas que crean nuestros enemigos, afirman los organizadores.
Se continúan registrando acciones y actividades en cientos de ciudades y pueblos, algunos muy pequeños, durante estas semanas recientes (una investigación descubrió que en diciembre 143 pueblos y ciudades de California tenían alguna actividad relacionada con Ocupa). El movimiento tiene presencia cada vez más amplia no sólo en zonas metropolitanas, sino en las rurales, donde su mensaje también tiene eco.
El legendario cantante de country Willie Nelson, el defensor más famoso de los pequeños granjeros, llama a ocupar el sistema alimentario, declarando que gracias al movimiento Ocupa Wall Street hay un entendimiento más profundo sobre el poder que ejercen las grandes empresas en la gran mayoría de nosotros. Afirma que nadie sabe esto mejor que los granjeros familiares, cuya existencia, viviendo de la tierra, se ha vuelto cada vez más difícil desde que las empresas llegaron a dominar a nuestras granjas y el sistema alimentario.
Nelson escribió en Reader Supported News que el control empresarial de nuestro sistema alimentario ha llevado a la pérdida de millones de familias granjeras, la destrucción de nuestras tierras, la contaminación de aguas y epidemias de salud de obesidad y diabetes. No podemos tolerarlo. Nuestro sistema alimentario pertenece a los granjeros familiares, no debe estar bajo control de un puñado de empresas.
Mientras tanto, aquí como en otras entidades, cada semana continúan las reuniones de decenas de grupos de trabajo que abarcan desde acción directa a cocina, un centro de investigaciones móvil, uno dedicado a artes y música, otro a asuntos ambientales, otro más a sistemas financieros alternativos, como también agrupaciones de meditación, performance y más, donde todos están invitados a participar. Ahí se presentan propuestas, elaboran planes y se discuten las próximas fases de este movimiento. Toda propuesta o iniciativa es llevada ante las asambleas generales, donde tienen que ser aprobadas por consenso.
Este proceso sin líderes, de estructura horizontal, está en curso en cientos de esquinas por todo el país. Ahí es donde se está creando la próxima etapa del movimiento Ocupa Wall Street que, prometen, ocupará al 2012.
Pérdida anual de 3.82 por ciento en la BMV
De la Redacción
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2011, p. 22
Con una caída anual de 3.82 por ciento en el rendimiento del IPC, la Bolsa Mexicana de Valores (BVM) enfrenta un cierre de año sombrío; la coyuntura financiera en Europa seguirá siendo el reto para el mercado nacional en 2012. En el último día de operaciones de 2011, el principal indicador bursátil, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) cerró en 37 mil 77.52 puntos lo que se compara desfavorablemente con los 38 mil 550.79 puntos con que cerró 2010 cuando ganó 20.02 por ciento, reporta el portal de CNNExpansión. Tan sólo este viernes perdió 0.29 por ciento en una sesión volátil marcada por algunos ajustes de posiciones y un bajo volumen de negocios. En general, 2011 fue un año difícil, los elementos que imprimieron mayor volatilidad a la BMV estuvieron determinados por factores externos, que provocaron una aversión a los activos de riesgo, y en particular en los mercados emergentes por el riesgo de que la salida de recursos se incrementara y tuviera efectos mayores en las divisas, así lo explica Gerardo Copca, analista de MetAnálisis. El primer elemento que afectó el entorno económico fue el terremoto y tsunami en Japón, y posteriormente los problemas de deuda en Europa.

RODRÍGUEZ J. ISRAEL,CONTRAE EL GOBIERNO 26.6 MILLONES DE DÓLARES DIARIOS DE DEUDA. PERIÓDICO JORNADA 31-12-2011

Compromisos del gobierno federal con el exterior ascendieron a 113 mil mdd: Hacienda
Contrae el gobierno 26.6 millones de dólares diarios de deuda
La meta del déficit fiscal para 2011 es de 2.5 por ciento del producto interno bruto
El gasto de este año fue de 2 billones 864 mil millones de pesos, 6.6% más que en 2010
Foto
Una colonia depauperada en la ciudad de México, la víspera del fin del quinto año de gobierno del presidente Felipe CalderónFoto Reuters
Israel Rodríguez J.
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2011, p. 21
El gobierno federal contrató deuda externa a un ritmo de 26.6 millones de dólares diarios durante el periodo enero-noviembre de 2011, informó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Precisó la dependencia que de este modo al cierre del onceavo mes de este año, el saldo de la deuda externa neta del sector público federal fue de 113 mil 600 millones de dólares, monto superior en 8 mil 900 millones de dólares al registrado al cierre de 2010.
Explicó que este resultado fue producto de un endeudamiento neto de 3 mil 600 millones de dólares, ajustes contables al alza por 400 millones y por una disminución en las disponibilidades del sector público federal por 4 mil 900 millones de dólares.
Por su parte, el saldo de la deuda interna neta del gobierno fue de 3 billones 45 mil 400 millones de pesos, monto superior en 236 mil 500 millones de pesos al registrado al cierre de 2010. Es importante recordar que la deuda interna está integrada por los diferentes instrumentos colocados en el llamado mercado de dinero, mediante Cetes, Bondes, Udibonos, Bonos Ipab, entre otros.
Este aumento fue resultado de un endeudamiento neto por 394 mil 200 millones de pesos, por ajustes contables al alza de la deuda indexada a la inflación por 26 mil 600 millones de pesos y por un incremento en las disponibilidades del gobierno por 184 mil 400 millones de pesos.
Pagaron por intereses y comisiones $179 mil 800 millones
En lo que respecta al saldo de la deuda interna del sector público federal, que incluye al gobierno, organismos y empresas y la banca de desarrollo, cerró en noviembre en 3 billones 131 mil 400 millones de pesos, lo que significó un incremento de 211 mil millones de pesos comparado con el saldo registrado al cierre de 2010.
De acuerdo con la SHCP esta alza fue resultado de un endeudamiento interno neto de 438 mil 900 millones de pesos, a ajustes contables al alza por 28 mil 500 millones y por un incremento en las disponibilidades del sector público federal por 256 mil 300 millones.
El pago de intereses y comisiones por la deuda contratada y mejor conocido como costo financiero del sector público ascendió a 179 mil 800 millones de pesos, nivel superior en 0.7 por ciento en términos reales al registrado en el mismo periodo del año pasado.
Por otra parte, al concluir noviembre de 2011, las finanzas públicas registraron un déficit acumulado de 213 mil millones de pesos, cifra inferior en 8.4 por ciento a los 225 mil 46 millones de pesos registrados en el mismo lapso del año anterior, detalló la SHCP.
Solamente en el mes de noviembre de este año se registró un déficit en las finanzas públicas de 33 mil 207.7 millones de pesos, monto superior en 45.6 por ciento al registrado en el onceavo mes de 2010, cuando el déficit en las finanzas públicas alcanzó 22 mil 38.6 millones de pesos.
Las autoridades financieras del país esperan alcanzar en 2011 un déficit fiscal equivalente a 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB), cifra menor a 2.8 por ciento de 2010, incluido la inversión de Petróleos Mexicanos (Pemex).
En su reporte sobre las finanzas públicas y la deuda pública a noviembre de 2011, la SHCP informa que los ingresos presupuestarios del sector público fueron de 2 billones 864 mil millones de pesos, cifra superior en 6.6 por ciento en términos reales a la registrada en el mismo periodo del año anterior, por un aumento en los ingresos petroleros favorecidos por el mayor precio del crudo de exportación.
Los ingresos tributarios no petroleros ascendieron a un billón 296 mil 300 millones de pesos y resultaron superiores en 4.9 por ciento en términos reales a los registrados en enero- noviembre del año pasado.
En los 11 meses de 2011, la recaudación del impuesto especial sobre productos y servicios (IEPS); el impuestos sobre la renta (ISR) y los impuestos empresarial a tasa única y el impuesto sobre depósitos de efectivo e IVA aumentaron en 10.1, 7.6 y 1.5 por ciento real, respectivamente.
Los ingresos petroleros (que comprenden los ingresos propios de Pemex, el IEPS de gasolinas y disel, los derechos sobre hidrocarburos y el impuesto a los rendimientos petroleros) ascendieron a 997.9 mil millones de pesos y resultaron mayores en 11.6 por ciento en términos reales a los del mismo periodo de 2010.
Este resultado se explica, principalmente por el mayor precio de exportación de la mezcla mexicana de petróleo (98.4 dólares por barril comparado con 70.7 dólares por barril durante el mismo periodo del año anterior), el cual fue compensado parcialmente por la apreciación real del tipo de cambio de 7.2 por ciento que se registró respecto al mismo periodo del año anterior, el mayor valor de las importaciones de petrolíferos por 49.5 por ciento real, una menor plataforma de producción por 1.2 por ciento y el efecto de la recuperación de recursos del Fondo de estabilización para la inversión en infraestructura de Pemex (Feipemex) en febrero de 2010 por 20 mil millones de pesos.
Los ingresos de las entidades de control presupuestario directo distintas de Pemex ascendieron a 472.7 mil millones de pesos, lo que representó un incremento de 7.2 por ciento real respecto al mismo periodo del año anterior. Esto se explica principalmente por las mayores ventas de energía y mayores cuotas a la seguridad social.
Los ingresos no tributarios no petroleros fueron de 97.1 mil millones de pesos, monto inferior en términos reales en 16.1 por ciento al registrado en el mismo periodo del año anterior.
Durante los primeros 11 meses del año, el gasto neto presupuestario del sector público ascendió a 3 billones 84.8 mil millones de pesos, monto superior en 5.7 por ciento en términos reales al observado en el mismo periodo de 2010.
Por otra parte, el gasto programable pagado fue de 2 billones 450 mil 800 millones de pesos, nivel superior en 6.7 por ciento en términos reales al del mismo periodo del año pasado. Al interior de este segmento destacan los recursos que se canalizaron para seguridad social, salud, educación, urbanización, vivienda y desarrollo regional.
Los informes de la SHCP indican que los recursos transferidos a las entidades federativas y a los municipios a través de participaciones y aportaciones federales, convenios de descentralización y reasignación aumentaron 7.1 por ciento real.
En el caso de las participaciones , éstas aumentaron 5 por ciento en términos reales debido a la mayor recaudación federal participable, mientras que el resto de los recursos que se canalizaron a los gobiernos de los estados y municipios crecieron 8.7 por ciento real anual.

CALDERÓN ALZATI ENRIQUE, ESPERANDO A MAX, ¿O ES SÓLO A MIRAMÓN? PERIÓDICO JORNADA 31-12-2011

Esperando a Max, ¿o es sólo a Miramón?
Enrique Calderón Alzati
 
Con una brillante jornada, histórica y a la vez visionaria, el pasado 14 de diciembre los diputados lograron llevar al país nuevamente al siglo XIX, del cual nunca debió salir, a decir de algunos de los hombres y mujeres más importantes de este país, incluidos el Presidente, su flamante secretario de Gobernación, algunos ilustres empresarios y, desde luego, los máximos dignatarios de la segunda más antigua institución que existe en esta región del mundo, conocida como Occidente.
Fue así que ese día memorable de 2011 los diputados federales, luego de discutir por cerca de siete horas (sin que se aclarara bien a bien el propósito de la discusión), dieron este importantísimo paso, que otorga a los mexicanos nuevamente el derecho de expresar libremente, en las calles y plazas de este país, su devoción a los claros preceptos del cristianismo, dando así cumplimiento a la promesa que recibiera el propio Papa, de una comisión unipersonal, aparentemente formada por un culto representante de quienes hoy gobiernan nuestro país (en una clara reminiscencia de lo que sucedió hace unos 150 años, cuando otra comisión de patriotas ofreció el trono de México a un distinguido príncipe de la casa de Habsburgo), para restituir este derecho de todos los mexicanos de ser conducidos por el único camino posible a la felicidad, el cual les había sido arrebatado cobardemente desde aquellos años por un grupo de facciosos, intolerantes y amargados, que en un albazo sacrílego habían logrado establecer el Estado laico, defendiéndolo luego de manera incomprensible en contra de las mayorías silenciosas de los mexicanos creyentes y de buenas familias, cometiendo todo tipo de hechos violentos, que culminaron de manera cobarde y vergonzosa con el asesinato del emperador que representaba las únicas posibilidades de progreso para nuestra nación en aquel tiempo.
Aunque podría decirse que algunas razones hubo en el comportamiento de aquellos hombres, a partir de pequeños errores de unos pocos líderes religiosos y políticos que en su afán de cuidar el orden público habían reprimido a quienes encabezaban el movimiento insurgente, aplicándoles castigos que hoy nos parecen un tanto extremos, pero que luego corrigieron (nuestros lideres religiosos, por supuesto), dando su apoyo a Iturbide en sus afanes libertadores, y que si bien habían apoyado también a López de Santana, lo hicieron siempre de buena fe, engañados por los ardides de aquel militar autoritario, como tantos otros, que en el siglo pasado se dedicaron a perseguir a hombres y mujeres creyentes, cerrándoles sus templos y martirizándolos ante la imposibilidad de hacerles renunciar a su fe.
Por ello, los príncipes de la Iglesia, los altos funcionarios del gobierno, los hombres de negocios y la gente de bien han manifestado de manera unánime su muy justificada alegría por tan importantes reivindicaciones libertarias, que de ahora en adelante permitirán poner en el lugar que les corresponde a los marxistas y talibanes, enemigos del orden y del progreso.
De esta manera los principios sagrados por los que han luchado tantos hombres y mujeres, quienes orgullosos de su fe nos permitirán ahora recibir con la frente en alto al mismo Papa, el enviado de Dios, que en los próximos meses visitará nuestro país con su mensaje de amor, para instruirnos sobre la importancia de otorgar nuestro voto a quien en su inmensa sabiduría él nos indique, para dirigir los destinos de nuestro país por el camino del bien, la devoción y la fe, que tanta falta nos hace en estos días de caos y de violencia, promovida por los delincuentes y los enemigos del orden y las buenas costumbres.
Ahora vendrán los tiempos en los que las personas decentes podremos expresar con júbilo nuestra fe y nuestros compromisos, imponiendo nuestras ideas y principios a quienes se oponen y se han opuesto a nosotros, no sólo en aspectos de la conciencia, sino también para apoyar otras causas relacionadas con la conducción del país y con la buenas costumbres.
Muchas son las cosas que hemos logrado imponer aun en contra de las leyes establecidas, gracias a la firmeza de nuestros principios, a las relaciones que hemos sabido tejer con paciencia y sabiduría; el paso siguiente será lograr que algunas otras leyes sean derogadas por inútiles y contrarias a la realidad en todos los campos de la vida política y social, desde la educación y la cultura que reciben nuestros hijos, y en especial los hijos de quienes no tienen recursos para pagar colegiaturas y se ven obligados a recurrir a las escuelas públicas, hasta los relacionados con el derecho a la vida y la proscripción del libertinaje.
Las nuevas libertades logradas con la derogación del anacrónico artículo 24 nos permitirán, en el futuro, no sólo aislar a quienes profesan religiones, creencias y maneras de pensar diferentes a las nuestras, sino hacerles ver que son minoría y que por ello deben sujetarse a la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo, comprendiendo que es sólo por nuestra tolerancia que les permitimos coexistir con nosotros.
Sin embargo, no debemos pensar que todos estos logros están asegurados, las modificaciones a la Constitución, aprobadas por los diputados, habrán de enfrentar duras críticas de nuestros enemigos, antes de su confirmación en la Cámara de Senadores, por ello es necesario estar alertas desde ahora, para impedir que nuestros enemigos detengan este noble proceso que ha sido posible, gracias al apoyo de gobernadores, funcionarios y legisladores comprometidos con el actual proceso de modernización que ha tenido el país durante los últimos 11 años, como nunca se habían dado en la historia moderna de México.

JIMÉNEZ ARTURO, EN MÉXICO LOS SIGLOS XIX Y XX SE PARECEN EN SUS ASPACTOS NEGATIVOS: TRUEBA LARA. PERIÓDICO JORNADA 31-12-2011

El investigador lanza La conspiración... con el sello Suma de Letras
En México los siglos XIX y XXI se parecen en sus aspectos negativos: Trueba Lara
Arturo Jiménez
 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2011, p. 6
No es igual el siglo XIX que el XXI, pero sí se parecen en México en diversos aspectos negativos, advierte el escritor e investigador José Luis Trueba Lara, quien menciona como ejemplos los pleitos, el divisionismo, la incapacidad del Estado para vincularse con la sociedad y para ponerse de acuerdo sobre un proyecto de nación.
Y cuando eso pasa, la desgracia se asoma, agrega Trueba Lara en entrevista a propósito del lanzamiento de su novela histórica La conspiración; las sociedades masónicas y el nacimiento de una nación (Suma de Letras).
–Su crítica a varios héroes de la Independencia es fuerte, en particular a Agustín de Iturbide.
–A ese y a otros personajes como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Santa Anna habría que verlos con cierta calma. Son muy peligrosos y yo no los invitaría a cenar a mi casa –dice.
–Desconcierta pensar que, en gran parte, la Independencia se concretó por el interés de los sectores conservadores monárquicos en romper con la España reformista y crear un imperio mexicano, no una República.
–México nace rompiendo con la Constitución de Cádiz. Es decir, si algo no le favorece a este país desde su nacimiento es justamente la idea liberal; nacimos con el ideal conservador. Después de la Independencia se inicia la tradición liberal, pero es un liberalismo que tiene dos vertientes: una populachera, con la gente de Guerrero, la gente del pueblo que está metida en el poder, y otra estadunidense.
Las logias fueron las primeras organizaciones prepartidistas, dice Trueba Lara. Es un espacio casi democrático, porque se reúnen a discutir sin matarse, un espacio que permite tomar decisiones conjuntas de minorías. Los masones nunca son mayoría, su poder está en ser una minoría intelectual y políticamente activa, una elite, un grupo de caudillos y generalotes. Eso varía según sea el caso.
–¿Por qué tomar los círculos secretos como uno de los ejes centrales de la novela? ¿Tuvieron mucho peso en el país?
–Muchísimo. Pensemos en el poder en aquella época: México acaba de nacer, y el primer problema es qué país vamos a crear. Es una nación llena de caudillos armados que no saben todavía de la existencia de partidos políticos, de la estructura de un Congreso y que deciden organizarse de la manera que les resulta más sensata: la logia.
Foto
José Luis Trueba Lara, en entrevistaFoto Yazmín Ortega
La masonería se convierte en este espacio donde los caudillos, los militares, los hombres fuertes, se pueden encontrar por varias razones. De entrada, te da discrecionalidad, algo que va a ser fundamental para concertar acuerdos políticos. Lo mismo ocurre con la posibilidad de comunicarse, porque estas logias radiaban a otros lugares del país y del extranjero.
–Además plantea que en México se reflejaron las diferencias entre círculos secretos de otros países.
–Claro, círculos extranjeros que representan los intereses de otros países. En las primeras logias, los escoceses y los yorkinos, está el germen de todas las luchas entre republicanos y monárquicos, entre liberales y conservadores. Toda la coloratura política del siglo XIX nace en esos grupos.
–Hay un aspecto en la novela que parece que hablara del presente mexicano: el divisionismo, las disputas políticas e ideológicas.
–Sí. Cuando uno voltea a ver los grandes pleitos de principios del siglo XIX en nuestra nación, pareciera que se está viendo una escena semejante a la de hoy: este pleito partidista que termina hartando a la sociedad, esta incapacidad del Congreso de ponerse de acuerdo. En el siglo XIX la sociedad optó en varias ocasiones por un dictador.
Si hay una lección para el Congreso actual es que en el siglo XIX fue tal el fracaso, la incompetencia legislativa, que ellos acabaron quizá siendo los causantes de nuestros más entrañables caudillos y tiranos. No es igual ayer que hoy, pero sí se le parece. Si el Poder Legislativo no es capaz de funcionar, la desgracia se asoma.
–¿Cómo han evolucionado estos grupos secretos, siguen existiendo?
–Por supuesto, pero ya no pueden funcionar igual. En el siglo XIX contaban las minorías, conforme fuimos llegando al siglo XX éstas van perdiendo fuerza. Surgen nuevas instituciones que ya no tienen que ver nada con las logias: los partidos, los sindicatos y las instituciones públicas. Además, la disponibilidad de información es otra causa que las debilita.
Por último, la confusión entre la buena educación y la conspiración. En el siglo XIX hubo muchas conspiraciones masónicas, hoy ya no. La masonería comienza a ser debilitada desde el porfiriato y hoy es una asociación fundamentalmente de servicio a la comunidad.

ALIMENTACIÓN: PERSPECTIVA CATASTRÓFICA. PERIÓDICO JORNADA 31-12-2011

Alimentación: perspectiva catastrófica
 
El año que hoy termina ha quedado marcado como uno de los más difíciles para el país en materia agrícola y alimentaria. Los rezagos históricos que acusan los entornos rurales y quienes habitan en ellos se vieron agravados, en el curso de estos 12 meses, por el efecto de fenómenos naturales como heladas, inundaciones y la sequía más grave en siete décadas, que en conjunto afectaron a 70 por ciento de la superficie cultivada del país, ocasionaron la pérdida de cientos de miles de cabezas de ganado y derivaron en problemas de alimentación y acceso al agua potable en amplias franjas del territorio. Sin embargo, todo parece indicar que las consecuencias sociales de estos fenómenos no se han expresado aún en toda su crudeza. Hace unos días, académicos de la Universidad Autónoma Chapingo señalaron que en 2012 podría producirse un encarecimiento de entre 100 y 150 por ciento en el precio de los alimentos, en tanto que dirigentes de organizaciones campesinas han afirmado que, en el próximo año, podría crecer en un millón el número de mexicanos en pobreza alimentaria.
Por graves y atípicas que hayan sido las sequías, las heladas y las inundaciones, sería injusto atribuir el deterioro agrícola y los barruntos de catástrofe alimentaria a esos fenómenos climatológicos, cuando lo que éstos han hecho es amplificar y multiplicar los efectos de un abandono del campo convertido en política de Estado. Desde hace décadas, los gobiernos federales han ensayado una estrategia agraria que, entre otras cosas, ha derivado en el retiro del Estado de los eslabones más importantes de la cadena alimentaria, ha privado al país y su gente de reservas estratégicas de alimentos, ha condicionado al país a la dependencia de naciones extranjeras en esa materia y ha dejado a su población a merced de las fluctuaciones de los mercados y de las burbujas especulativas.
A casi dos décadas de las reformas constitucionales que propiciaron la privatización de tierras ejidales y el éxodo de campesinos a las ciudades, y cuando están a punto de cumplirse cuatro años de la entrada en vigor del capítulo agrícola del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, hay ya evidencia empírica suficiente para desmentir las supuestas ventajas del modelo librecambista impuesto por los centros de poder financiero planetarios vía el llamado consenso de Washington. Pero aunque no fuera así, la gravedad de la circunstancia actual tendría que bastar para que las autoridades emplearan los recursos a su alcance para atenuar la problemática que enfrenta el agro, pues de ello depende la viabilidad alimentaria del país.
No hay razón, pues, para que no se active un freno de emergencia para la situación que vive el campo, el cual tendría que incluir, necesariamente y en lo inmediato, la aprobación de recursos urgentes para los entornos agrícolas –sobre todo los más pobres– y las medidas necesarias para garantizar el abasto de la población. En tal contexto, se tornan incomprensibles y peligrosas decisiones como la adoptada recientemente por el Ejecutivo federal de vetar un fondo de emergencia para atender los daños por las sequías y las heladas, no sólo porque ello implica escamotear ayuda a sectores que en verdad la necesitan, sino porque equivale, dada la situación presente, a una acción de sabotaje contra la nación en su conjunto.
El país requiere, en la circunstancia actual, la recuperación de sus capacidades productivas en materia agrícola y eso no se logrará a menos de que existan las políticas de impulso al desarrollo agrícola y a los pequeños productores. El hambre en México –y en el mundo– no podrá ser abatida mientras no se tomen las previsiones necesarias para proteger a la agricultura –como lo hacen Japón, Estados Unidos y las naciones europeas–, y no se adopten y apliquen directrices agrarias con sentido humano que ayuden a la construcción de naciones viables y autosuficientes, con capacidad para dar de comer a sus habitantes.

viernes, 30 de diciembre de 2011

GALVÁN OCHOA ENRIQUE, DINERO, PERIÓDICO JORNADA 30-12-2011

Dinero
Epidemia de cáncer pega a líderes latinoamericanos
Chávez, Lula, Lugo, Dilma y ahora Cristina
Las redes sociales en la próxima elección
Enrique Galván Ochoa
 
Parece contagio, sólo que el cáncer no es contagioso. En fechas recientes el presidente Hugo Chávez, de Venezuela, fue diagnosticado con un tumor abdominal; Fernando Lugo, presidente de Paraguay, con linfoma lumbar, de tórax e ingle; el ex presidente de Brasil Lula da Silva, con linfoma de laringe, y su sucesora, Dilma Rousseff, en 2009, se sometió con éxito a un tratamiento contra un linfoma en el brazo izquierdo para después lanzarse a la campaña electoral. Ahora es la recién relecta presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien se suma a la lista con un cáncer en la glándula tiroides y será operada la próxima semana para extirparle el tumor. Todos son políticos de izquierda. Hugo Chávez aventura la hipótesis de que podría tratarse de un complot mediante el uso de una tecnología muy sofisticada. Sin embargo, no expone ningún elemento que sirva de base. Desde luego es intrigante que personajes que han llegado al poder en América Latina contraigan la misma enfermedad, aunque no simultáneamente. Para que pudiera ser admitida la suposición de Chávez necesitaría fundamentarse con pruebas científicas. De otro modo no pasará de ser otra leyenda urbana.
Los ganadores de Twitter y Facebook
¿Qué tanto influirán las redes sociales en las próximas elecciones? Será su debut y se espera que tengan mucho peso. Los registros de los tres principales aspirantes hasta hoy no son impresionantes. Veamos los de Twitter: Peña Nieto tiene 268 mil 715 seguidores y ha escrito 134 tweets; AMLO, 200 mil 304 seguidores y mil 468 tweets, y Josefina Vázquez Mota ha reunido a 173 mil 108 y ha escrito mil 429 mensajes. Las celebridades del espectáculo son las que más partido han obtenido hasta hoy en este nuevo campo de comunicación. Lady Gaga tiene ¡17 millones de seguidores! y es el personaje más popular de Twitter; sin embargo, el que ejerce mayor poder es Justin Bieber. Él tiene 15.4 millones de seguidores, pero tuitea 10 veces más que Lady Gaga. Otro caso es el del presidente Obama. Tiene 11.6 millones de seguidores en Twitter y 24 millones de amigos en Facebook, pero sólo ha escrito 2 mil 366 mensajes. Recientemente escribió: Díganle al Congreso que éste no es tiempo de subir los impuestos a las familias de clase media. No tuvo mucho efecto. Lo más probable es que la elección presidencial de México se decidirá en tres escenarios: la televisión, los mítines y el tribunal electoral. Sorpresas aparte.
El nuevo año
Quiero desear a todos ustedes, y a sus familias, lo mejor de lo mejor el nuevo año 2012. Un gran abrazo.
@Vox Populi
Asunto:
Leí muy temprano su columna y creo que el señor Felipe Calderón sería un excelente candidato para dirigir el brazo armado del Opus Dei, así que no va a quedar tan desprotegido. Un saludo desde Tacámbaro, Michoacán.
Domingo Rodríguez
R: No es mala idea. No se ve que vayan a darle otra chamba cuando termine el sexenio.
Asunto: presunta corrupción en el INN
Somos empleados del Instituto Nacional de Nutrición. Todo el año hemos insistido en una denuncia de corrupción enviada al responsable del control interno en el hospital y representante de la Secretaría de la Función Pública. La denuncia es por corrupción y tiene que ver con la asignación de contratos en forma ilegal y usando documentos falsos. Según esto, hizo dos auditorías, pero ya no informa nada y la corrupción persiste. La denuncia está bien fundamentada, con pruebas, pero nada.
Trabajadores del Instituto Nacional de Nutrición
R: Acaba de renunciar el secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, quiere ser senador del PAN. Aquello anda de cabeza.
Asunto: el costo de la energía
En tu artículo acerca de que Brasil desbancó a Inglaterra en la escala de potencias económicas del mundo, haces referencia a que México se aleja cada vez más de los primeros lugares, con un marcado decrecimiento económico o, como dirían los habilidosos comunicadores de nuestro gobierno, con crecimientos negativos. Este año se inició la operación de los parques eólicos en Oaxaca y se anunció con triunfalismo el costo obtenido de 6.37 centavos de dólar por kilovatio hora (es normal ver costos por encima de los 8 centavos) cuando en Brasil es de lo más normal que obtengan costos de casi 18 por ciento por abajo (5.41centavos por kwh). Sin duda, ante los ojos de inversionistas extranjeros el costo de invertir en México es más elevado y habría que ver qué tanto influye la situación de inseguridad, la tormenta financiera de Europa, la norteamericana y los costos de gestoría que aquí son muy socorridos para obtener contratos en licitaciones públicas. Tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Brasil.
Ing. Raúl Rodríguez/ Monterrey
R: Eólica o no eólica, el consumidor mexicano está pagando la energía más cara del mundo.
Twitter
Nada, decirles que espero verlos a todos muy pronto. Seguiremos trabajando como siempre, con el mayor de los compromisos.
@CFKArgentinaCristina Fernández
Celebro la aplicación de la ley en la elección de Morelia y confío en que el nuevo proceso sea ordenado y con gran participación ciudadana.
@JosefinaVM JosefinaVázquezMota
Peña Nieto sin teleprompter se ve inseguro, se desinfla y nos muestra su verdadera esencia de un político distanciado de la realidad mexicana.

GOBERNANTES DE MÉXICO

<><><> <><><> <><><> <><><> <><><> <><><> <><><> <><><> <><><> <><><>
2006 - 2012 Felipe de Jesús
Calderón Hinojosa
Originario
de Morelia, Michoacán, Felipe Calderón nació el 18 de agosto de 1962.
Es abogado egresado de la Escuela Libre de
Derecho con maestría en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de
México, y en Administración Pública por la Universidad de Harvard.
Felipe Calderón desempeñó altas
responsabilidades partidistas, entre las cuales destacan, dirigente nacional
juvenil del PAN en 1986, secretario general en 1993, y presidente de Acción
Nacional durante el trienio 1996-1999. En su carrera parlamentaria fue
representante ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en 1988 y
diputado federal en 1991.
En el 2000 fue parte de la LVIII
Legislatura Federal, en la cual se desempeñó como Coordinador Parlamentario del
PAN y Presidente de la Junta de Coordinación Política. Dentro de la
administración pública, Felipe Calderón fue en 2003 Director General del Banco
Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS), y Secretario de Energía en
2004.
En 2005 fue electo candidato del PAN a la
Presidencia de la República, y el 2 de julio del año 2006 la ganó para el
periodo 2006-2012.[1]
2000 - 2006 Vicente Fox
Quesada
Vicente
Fox, originario de la ciudad de México, nació el 2 de julio de 1942.
Es el segundo de nueve hijos del
matrimonio de José Luis Fox, de oficio agricultor, y doña Mercedes Quesada.
Siendo niño se trasladó, junto con su
familia, al Rancho San Cristóbal en el municipio de San Francisco del Rincón, en
el estado de Guanajuato, donde tuvo oportunidad de convivir con los hijos de los
ejidatarios, compartir con ellos su niñez y, según sus propias palabras,
“conocer de cerca uno de los males que se pueden evitar en nuestro país: la
pobreza”.
Vicente Fox es una persona amable,
respetuosa, sencilla y honesta que, por su vida en el rancho, ha sabido
aquilatar la lealtad de la gente y apreciar el gran potencial que tiene México
para ser un gran triunfador.
"Sé del valor de las oportunidades. Crecí
en un ejido con los hijos de los campesinos y la única diferencia con mis amigos
de la infancia son las oportunidades que yo sí tuve".
Estudió la carrera de Administración de
Empresas en la Universidad Iberoamericana, campus ciudad de México. De esta
época Vicente Fox recuerda que su apariencia provinciana, “de ranchero",
contrastaba con la de sus compañeros.
Cursó el Diplomado de Alta Gerencia,
impartido por profesores de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard.
En 1964 ingresó a la empresa Coca-Cola de
México, como supervisor de ruta.
A bordo de un camión de reparto tuvo la
oportunidad de conocer los lugares más recónditos del país. Por su desempeño
llegó a ocupar el puesto de presidente de la compañía para México y América
Latina, siendo el gerente más joven de la empresa.
Con la experiencia adquirida, decidió
regresar a Guanajuato y participar activamente en los ámbitos empresarial,
político, social y educativo, para mejorar esa realidad.
Como empresario o como político, Vicente
Fox Quesada ha buscado siempre el bien común y la igualdad de oportunidades.
Como padre amoroso, junto con sus cuatro
hijos adoptivos, Ana Cristina, Vicente, Paulina y Rodrigo, ha compartido la
alegría del hogar y del trabajo.
Fue Presidente y Fundador del Patronato
Casa Cuna Amigo Daniel, institución donde muchos niños reciben atención y
cariño; Presidente del Patronato Loyola, promotor de la Universidad
Iberoamericana, campus León, así como del Instituto Lux, centro educativo en
donde se han formado miles de guanajuatenses.
Se ha desempeñado como Consejero de la
Cámara México-Americana de Comercio y como Director del Grupo Fox, cuyas
empresas –-dedicadas a los ramos agrícola, ganadero y agroindustrial, así como a
la producción de calzado y bota vaquera de exportación–- generan diversas
fuentes de trabajo.
Se afilió al Partido Acción Nacional (PAN)
en la década de los ochenta, motivado por Manuel J. Clouthier.
En 1988, fue electo diputado federal por
el Tercer Distrito de León, Guanajuato.
En el Congreso atendió de manera especial
los temas agropecuarios. En esta época también escribió en diversos periódicos
nacionales y estatales.
En 1991 contendió en las elecciones para
gobernador del estado de Guanajuato. Y en 1995, nuevamente participó en la
elección extraordinaria para gobernador, donde resultó electo por una mayoría
significativa.
Durante su administración, Vicente Fox
rindió cuentas claras, tanto en las finanzas del estado como en su patrimonio
personal. Y logró que Guanajuato se convirtiera en la quinta economía más
importante de México Por los buenos resultados de su gobierno, fue electo
candidato a la Presidencia de la República, como abanderado de la Alianza por el
Cambio (PAN-PVEM), para las elecciones del año 2000.
Es autor del libro autobiográfico Vicente
Fox a Los Pinos, que resume su pensamiento político y su inmensa pasión por
México.
El 2 de julio Vicente Fox ganó las
elecciones y, ese mismo día, se comprometió a "...integrar un gobierno plural,
honesto y capaz. Un gobierno que incorpore a los mejores ciudadanos de este
país".
El 1 de diciembre de ese mismo año, el
Presidente de todos los mexicanos, Vicente Fox Quesada, en su Mensaje a la
Nación, se obligó a seguir construyendo un país generoso:
"Hoy, todos y todas somos responsables de
cumplir el mandato que nos dimos en esa ejemplar elección –-señaló convencido–-.
Mandato de cambio para instaurar un ejercicio democrático del poder, que está en
nuestras manos y a nuestro alcance, donde todos estaremos mejor”.
A un año de haber ganado las elecciones
presidenciales, el 2 de julio de 2001 tuvo lugar en la residencia oficial de Los
Pinos, un acontecimiento histórico: la boda civil del licenciado Vicente Fox
Quesada, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con la señora Marta Sahagún
Jiménez, quienes de esta manera festejaron tres sucesos muy importantes: el
cumpleaños 59 del mandatario, el primer aniversario del cambio democrático en
México y su matrimonio.
Hoy, México es otro. Y el Presidente de la
República realiza una labor incansable día tras día, para cumplir con lo que
señaló en su discurso de Toma de Posesión:
“Estoy –-y seguiré–- obligado a continuar
el esfuerzo de esta gran nación. A trabajar con pasión por quienes nos dieron
patria, por quienes construyeron el México que hoy tenemos y por quienes soñaron
con un México diferente, exitoso y triunfador".
[2]

México Independiente

1994 - 2000 Ernesto
Zedillo Ponce de León
Ernesto
Zedillo Ponce de León (1951- ), político y economista mexicano, presidente de la
República (1994-2000). Nacido en la ciudad de México, pasó su infancia en
Mexicali (Baja California Norte), situada en la frontera con Estados Unidos. En
1968, como miembro de la moderada Agrupación Emiliano Zapata, participó en las
protestas estudiantiles de ese año contra el presidente Gustavo Díaz Ordaz. Tres
años más tarde ingresó en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), la
principal formación política de su país, de la que provenían todos los
presidentes mexicanos desde su fundación. Posteriormente estudió en la
Universidad de Yale (New Haven, Estados Unidos), gracias a una beca concedida
por el gobierno mexicano, y en 1981 se doctoró en Ciencias Económicas. Durante
los años posteriores a la crisis de la deuda mexicana de 1982 trabajó en el
Banco de México, donde obtuvo una valiosa experiencia en política económica.
En diciembre de 1988 entró a formar parte
del gabinete presidido por Carlos Salinas de Gortari como secretario (ministro)
de Programación y Presupuesto, cargo que ostentó hasta enero de 1992. En dicho
cometido, colaboró en la redacción de un plan nacional de desarrollo y en el
establecimiento de una política económica que redujo la habitualmente alta tasa
de inflación de México hasta cifras inferiores al 10%. Durante parte de los dos
últimos años de la presidencia de Salinas, Zedillo fue secretario de Educación
(enero de 1992-noviembre de 1993). Desde ese cargo desempeñó un importante papel
en la descentralización del sistema educativo federal que devolvió el control a
los gobiernos de los estados, contrarrestando de este modo la influencia del
poderoso sindicato nacional de maestros.
Dentro del PRI, Zedillo fue identificado
como miembro del grupo de jóvenes tecnócratas que tuvo enfrentamientos con los
dirigentes más viejos del partido por su apoyo a las medidas de reforma
económica, entre ellas, la privatización de empresas públicas y la reducción de
aranceles comerciales con otros países, apoyando la aprobación del Tratado de
Libre Comercio Norteamericano (TLC), también conocido como NAFTA. En marzo de
1994, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio (el candidato del PRI a las
elecciones presidenciales que iban a celebrarse en el mes de agosto de ese año),
Zedillo fue designado nuevo candidato de su partido. En una carrera a tres
bandas por la presidencia, Zedillo tuvo que enfrentarse a la dura oposición de
un adversario tradicional, el Partido de Acción Nacional (PAN), partido
conservador de centroderecha, encabezado por Diego Fernández de Ceballos, y a la
del recién creado Partido de la Revolución Democrática (PRD), de
centroizquierda, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas. En las elecciones
presidenciales de agosto de 1994, que fueron consideradas por algunos
observadores y estudioso como las más limpias de la historia de México, Zedillo
fue elegido presidente de la República.
Tras ser investido presidente el 1 de
diciembre de 1994, se enfrentó a una crisis económica inmediata, cuando los
inversores extranjeros y nacionales perdieron la confianza en un peso
sobrevalorado, provocando, en pocas semanas, la caída de su valor en más de un
40% frente al dólar. El préstamo económico realizado por Estados Unidos, con la
ayuda de organizaciones internacionales y de otros países, proporcionó un alivio
inmediato a los mercados financieros y al gobierno de Zedillo. Sin embargo, a
partir de ese momento éste tuvo que enfrentarse a una vertiginosa subida de la
inflación, a la disminución de la confianza de los inversores y, a los ojos de
la mayoría de los economistas, a una recesión prolongada. La voluntad de Zedillo
también se vio desafiada por la creciente agitación social, alimentada por el
declive de las economías de muchos mexicanos y por un nuevo movimiento
revolucionario, el de los zapatistas, surgido en el estado de Chiapas el 1 de
enero de 1994, durante los meses finales de la presidencia de Salinas de
Gortari.
Pasó a ser considerado, definitivamente,
el artífice de la apertura política mexicana que permitió, en julio de 1997, la
victoria electoral de Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno del Distrito
Federal en la misma fecha en la cual el PRI dejaba de poseer la mayoría absoluta
en la Cámara de Diputados.
Finalizado su mandato, el 1 de diciembre
de 2000 fue sucedido al frente de la República por Vicente Fox Quesada, vencedor
de las elecciones presidenciales celebradas en julio de ese año como candidato
de la Alianza por el Cambio, integrada fundamentalmente por el PAN.[3]
1988 - 1994 Carlos Salinas
de Gortari
Carlos
Salinas de Gortari (1948- ), político mexicano, presidente de la República
(1988-1994). Nacido en la ciudad de México, se licenció en Economía por la
Universidad Nacional Autónoma de México, en 1969. Más tarde, estudió en la
Universidad de Harvard (Estados Unidos), donde obtuvo un máster en
Administración Pública (1973), otro en Economía Política (1978) y el Doctorado
en Economía Política y Administración Pública (1978). Cuando Salinas regresó a
México, fue nombrado subdirector de Programación Económica del gobierno, como
principal asesor del director, Miguel de la Madrid, que había sido uno de sus
profesores en la universidad. Dimitió en 1981 para dirigir la campaña
presidencial de Miguel de la Madrid y, una vez nombrado éste presidente, le
sucedió en el cargo de secretario de Planificación y Programación Económica. A
Salinas se le atribuyó la revitalización de la Secretaría, porque se rodeó de un
equipo muy joven. Pero, con la grave depresión económica que padecía México, el
programa de austeridad que había diseñado provocó numerosos problemas políticos
y sociales.
Designado candidato presidencial en 1987
por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), se hizo todo lo posible para
la celebración de unas elecciones limpias y los partidos no gubernamentales
tuvieron un gran despliegue. Salinas obtuvo algo más del 50% de los votos, ante
las denuncias de la oposición, que hablaba de fraude por parte del PRI. Salinas,
que afirmaba ser centrista y progresista, prometió trabajar tanto con los grupos
políticos de izquierdas, como con los de derechas. Tras ganar las elecciones,
tuvo que enfrentarse con enormes problemas, pero gracias a un ambicioso programa
de modernización, logró revitalizar la economía de México, estimulando las
exportaciones, apoyando el libre comercio con Estados Unidos y asumiendo en 1991
el liderazgo para lograr un acuerdo de libre comercio entre los países de
Centroamérica. Uno de sus primeros actos de gobierno fue la puesta en marcha del
Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), objeto de numerosas críticas.
En diciembre de 1992, el Tratado de Libre
Comercio Norteamericano (TLC) fue firmado por Salinas, el presidente de Estados
Unidos, George Bush, y el primer ministro canadiense, Brian Mulroney. Este
acuerdo entró en vigor en enero de 1994, tras ser aprobado por las cámaras
legislativas de los tres países firmantes.
El éxito obtenido por Salinas en el campo
de la liberalización económica no se correspondió con el resultado de las
reformas del sistema político. Pese a ello, durante su mandato se garantizó una
mayor transparencia y representatividad a los partidos de la oposición, que
ampliaron su presencia en los gobiernos locales y estatales y su papel en las
cámaras federales. En enero de 1994, tuvo que enfrentarse a una rebelión del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) formado mayoritariamente por
campesinos del estado de Chiapas, que hizo un llamamiento para un “levantamiento
civil” pacífico con el fin de defender los derechos de los votantes en las
elecciones presidenciales que iban a celebrarse en el mes de agosto (véase
Zapatistas). Como, según la Constitución, Salinas no podía ser reelegido para un
segundo mandato, el PRI designó candidato a Luis Donaldo Colosio. Cuando éste
fue asesinado, en plena campaña, la elección recayó en Ernesto Zedillo Ponce de
León, quien tomó posesión de la presidencia de su país el 1 de diciembre de ese
mismo año.
Tres meses después del final de su
mandato, Salinas abandonó México tras la detención de su hermano Raúl, el cual
había sido acusado entre otros delitos por el asesinato de Colosio. Carlos
Salinas prestó declaración, en noviembre de 1996 y en enero de 1997, en la
Embajada mexicana en Dublín (Irlanda), con motivo de las investigaciones
judiciales referidas al mencionado asesinato de Colosio. Antes de afincarse en
Irlanda, Carlos Salinas había vivido en Canadá, Cuba y Estados Unidos.[3]
1982 - 1988 Miguel de la
Madrid Hurtado
Miguel
de la Madrid Hurtado (1935- ), político, abogado y economista mexicano,
presidente de la República (1982-1988). Nació en Colima en 1935. Realizó
estudios de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y de
administración pública en Harvard (Estados Unidos). Ocupó importantes cargos
públicos relacionados con las finanzas de su país. Durante el gobierno de José
López Portillo (1979-1981) ocupó la secretaría (ministerio) de Programación y
Presupuesto. En 1981 fue nombrado candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), y elegido presidente en 1982 en las elecciones generales
del 4 de julio. Durante su mandato tuvo que afrontar las dificultades
económicas, renegociando la deuda externa y aplicando un plan de austeridad en
el gasto y de lucha contra la corrupción en los cargos públicos. En 1984 visitó
varios países latinoamericanos, proponiendo la unidad de criterios para la
cooperación económica y la renegociación de la deuda externa. Sus tesis fueron
expuestas ante el Grupo de Contadora, y provocaron el recelo de Estados Unidos.
En 1988 fue sustituido por Carlos Salinas de Gortari, de su mismo
partido.[3]
1976 - 1982 José López
Portillo y Pacheco
José
López Portillo (1920-2004), político mexicano, presidente de la República
(1976-1982). Nació el 16 de junio de 1920, en la ciudad de México, en el seno de
una familia de destacados políticos y juristas. Cursó estudios superiores de
Derecho en la Universidad de Chile y en la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Escritor, profesor universitario y abogado de éxito, ingresó en
la Administración del Estado en 1959 y desempeñó varios cargos.
Como secretario de Hacienda y Crédito
Público (1973-1975) del gobierno presidido por Luis Echeverría Álvarez, reformó
la estructura tributaria de México, incrementando sustancialmente los ingresos
del gobierno. Designado sucesor de Echeverría por el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), fue elegido presidente de la República en 1976. Su
administración estuvo marcada por sus esfuerzos para aprovechar los inmensos
recursos petroleros de México y por lograr una mayor independencia económica
respecto de Estados Unidos. Promovió la denominada Alianza para la Producción,
promulgó una ley de amnistía política, y en el campo de las relaciones
internacionales restableció relaciones diplomáticas con España, convocó una
importante reunión Norte-Sur y propuso en la Organización de Naciones Unidas
(ONU) un Plan Mundial de Recursos Energéticos. También introdujo importantes
cambios en la Cámara de Diputados, al incrementar el número de miembros a 400,
teniendo en cuenta que al menos 100 de ellos deberían ser miembros de partidos
de la oposición. De este modo, logró que pudieran ser oídas las demandas de los
partidos más pequeños y no sólo las del PRI, que había dominado la vida política
de México desde 1929. Sin embargo, en 1982, su gobierno perdió prestigio, debido
a la corrupción y a la enorme deuda exterior, contraída por los fuertes
préstamos internacionales. Algunas de sus últimas medidas fueron la devaluación
del peso y la nacionalización temporal de la banca privada.
José López Portillo falleció el 17 de
febrero de 2004 en la ciudad de México.[3]
1970 - 1976 Luis
Echeverría Álvarez
Luis
Echeverría Álvarez (1922- ), político mexicano, presidente de la República
(1970-1976), intentó desarrollar una política progresista, planteó las bases de
una apertura democrática y alentó la crítica informativa y de prensa.
Nacido el 17 de enero de 1922 en la ciudad
de México, estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
donde se licenció en 1945, año en el que inició su carrera política. De
inmediato se convirtió en el secretario particular del presidente del Partido
Nacional Revolucionario —la principal organización política mexicana que, en
1946, pasó a denominarse Partido Revolucionario Institucional (PRI)—, el general
Rodolfo Sánchez Taboada. Secretario de Prensa del PRI, a partir de 1954 fue
oficial mayor de la secretaría (Ministerio) de Educación. Desde noviembre de
1963 hasta noviembre del año siguiente, ocupó por vez primera el cargo de
secretario de Gobernación, durante la presidencia de Adolfo López Mateos.
Continuó desempeñando el cargo, entre diciembre de 1964 y noviembre de 1969, en
el gabinete de Gustavo Díaz Ordaz, mandato bajo el cual tuvo lugar la matanza de
la plaza de las Tres Culturas (sucesos de Tlatelolco), en octubre de 1968.
El 14 de diciembre de 1969 fue declarado
candidato del PRI a la presidencia de la República, y logró el triunfo en las
elecciones de julio de 1970. Durante su gobierno (1 de diciembre de 1970-30 de
noviembre de 1976), llevó a la práctica una activa política exterior reforzando
y ampliando la presencia de México en todos los organismos y foros
internacionales. En 1974, a propuesta de México, la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) aprobó la Carta de los derechos y deberes económicos de los
estados, complementaria de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y en
1975 participó en la fundación del Sistema Económico Latinoamericano (SELA),
organismo regional destinado a fomentar el desarrollo independiente de los
países de la región. Diversificó el comercio y las fuentes de tecnología, así
como su financiación. Movido por ese deseo, viajó a Japón, Canadá, Europa
Occidental, la Unión Soviética y China Popular; más tarde, a Sudamérica, y,
finalmente, a África y a las naciones árabes, al Oriente Próximo y a la India.
En política interior, para acallar la agitación estudiantil y los brotes
guerrilleros, intentó una democratización de las organizaciones políticas y
sindicales a la vez que realizó diversas nacionalizaciones, como la del cobre,
en 1971, impulsando el desarrollo de los ejidos colectivos y el reparto masivo
de tierras a los campesinos, lo que le atrajo la animadversión de los grupos
conservadores mexicanos y extranjeros. Creó el Instituto Mexicano de Comercio
Exterior (IMCE) e instituyó, en 1975, las secretarías de Turismo y de Reforma
Agraria.
Luis Echeverría se distinguió por su apoyo
permanente a la causa de la República española en el exilio, así como a los
numerosos españoles que vivían en México. Apoyó igualmente al régimen de Fidel
Castro en Cuba, con el que México mantuvo excelentes relaciones, y al de
Salvador Allende, en Chile. Después del asesinato de este último, abrió las
puertas de México a los exiliados chilenos que escapaban de la dictadura del
general Augusto Pinochet.
Las adversas condiciones económicas, tanto
internas como internacionales, le obligaron a devaluar el peso mexicano, lo que
provocó un gravísimo movimiento especulativo y la caída de la paridad hasta
niveles nunca conocidos. Tras abandonar la presidencia de la República, fue
miembro del Comité Ejecutivo de la UNESCO (1977) y embajador mexicano itinerante
durante 1977 y 1978. Aunque presentó su candidatura para ejercer la Secretaría
General de Naciones Unidas en 1981, se retiró para permitir la elección del
peruano Javier Pérez de Cuéllar. En febrero de 1998, hubo de declarar ante la
comisión parlamentaria que investigaba los sucesos de Tlatelolco.[3]
1964 - 1970  Gustavo Díaz Ordaz
Gustavo
Díaz Ordaz (1911-1979), político mexicano, presidente de la República
(1964-1970). Nacido el 12 de marzo de 1911 en San Andrés Chalchicomula (la
actual Ciudad Serdán, en el estado de Puebla), inició sus estudios en Oaxaca y
Jalisco. A los 26 años de edad se licenció en Leyes por el Colegio del Estado de
Puebla (desde 1973, Universidad Autónoma Pública del Estado de Puebla), situado
en la capital estatal. Desempeñó varios cargos públicos en su división
administrativa natal, antes de entrar a formar parte del Congreso Nacional,
primero como diputado (1943-1946) y después como senador (1946-1952). Secretario
(ministro) de Gobernación desde diciembre de 1958 hasta noviembre de 1963,
durante el mandato del presidente Adolfo López Mateos, llegó a ser considerado
uno de los líderes de la facción conservadora del Partido Revolucionario
Institucional (PRI); como tal, alcanzó la presidencia de la República el 1 de
diciembre de 1964 tras vencer en las elecciones que habían tenido lugar cinco
meses antes.
El gobierno de Díaz Ordaz dio un gran
impulso a la enseñanza, fomentó el desarrollo económico de México, a la vez que
intensificó el plan agrario integral y potenció la industrialización rural, las
obras de irrigación y la electrificación del país. En 1967 efectuó un viaje a
todos los países de Centroamérica y acordó con ellos diversos convenios de
carácter económico y cultural. Ese mismo año se firmó en la capital de la
República, bajo su auspicio, el denominado Tratado de Tlatelolco, del que habría
de surgir el Organismo para la Proscripción de Armas Nucleares de América Latina
(OPANAL). Durante su mandato, se enfrentó con dureza a una serie de huelgas
estudiantiles que culminaron en los sangrientos sucesos de Tlatelolco, acaecidos
en octubre de 1968, poco antes del inicio de los Juegos Olímpicos que iban a
tener lugar asimismo en la ciudad de México. El 1 de diciembre de 1970 le
sucedió en la presidencia el que había sido su primer secretario de Gobernación,
Luis Echeverría Álvarez, también miembro del PRI. Fue el primer embajador de
México en España, en abril de 1977, al reanudarse las relaciones diplomáticas
entre ambos países, tras 40 años de interrupción de las mismas. Pocos meses
después renunció al cargo, y el 15 de julio de 1979 falleció en la ciudad de
México.[3]
1958 - 1964  Adolfo López
Mateos
Adolfo
López Mateos (1910-1969), político mexicano, presidente de la República
(1958-1964). Nació en Atizapán de Zaragoza (estado de México) el 26 de mayo de
1910. Licenciado en Derecho, fue senador en la legislatura 1946-1952, a la vez
que representante de su país en diversas reuniones internacionales. Formó parte
del Comité de Propaganda en la campaña presidencial de Adolfo Ruiz Cortines, y
posteriormente fue nombrado secretario general del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y presidente de la Comisión de Programa. En el ejecutivo de
Ruiz Cortines ejerció el cargo de secretario de Trabajo y Previsión Social
(1952-1957), desde el cual realizó una importante labor dirigida a la protección
de los trabajadores.
Elegido presidente en 1958, en el
transcurso de su gestión otorgó un fuerte impulso a la educación pública y creó
el Instituto Nacional de Protección a la Infancia. También fomentó medidas
tendentes a procurar mejoras sociales, fiscales y económicas. Así, estableció el
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado;
procedió a la nacionalización de la industria eléctrica (1960); fundó la
Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos; promovió la reforma de la
Ley Federal Electoral, para intentar conseguir una mayor participación de los
partidos de la oposición en la Cámara de Diputados; y ejecutó distintas obras
públicas. Por lo que respecta a su política exterior, consiguió la apertura
diplomática a nuevos países; convirtió a su país en uno de los miembros
fundadores de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC); mantuvo
su apoyo a Cuba, a pesar de las presiones de Estados Unidos; y en 1963 solucionó
con este último estado, de forma favorable a los intereses mexicanos, la disputa
fronteriza de El Chamizal. Durante su mandato se concedió a la ciudad de México
la organización de la XIX edición de los Juegos Olímpicos de Verano, que se
celebrarían en 1968.[3]
1952 - 1958  Adolfo Ruiz Cortines
Adolfo
Ruiz Cortines (1890-1973), político mexicano, presidente de la República
(1952-1958). Nacido en Veracruz, donde cursó sus primeros estudios, se incorporó
a las filas del Ejército constitucionalista durante la Revolución Mexicana. Fue
simpatizante de Francisco Ignacio Madero y, tras la muerte de éste, luchó contra
Victoriano Huerta. Desempeñó puestos de relevancia como colaborador de los
presidentes Lázaro Cárdenas (1934-1940) y Manuel Ávila Camacho (1940-1946).
Asimismo, fue elegido gobernador de Veracruz en 1944, y designado titular de la
cartera de Gobernación en 1948 en el ejecutivo de Miguel Alemán Valdés
(1946-1952), a quien sucedió en la presidencia de la República.
Su gobierno supuso un giro progresista
frente a la orientación más conservadora de sus dos inmediatos predecesores en
el cargo. Durante su mandato se fundó el Patronato del Ahorro Nacional; se
avanzó en el proceso de reforma agraria, estableciendo el Seguro Agrícola
Integral; se fomentó la industria; mejoraron las infraestructuras y obras
públicas, sobre todo carreteras y ferrocarriles; se construyeron nuevos
oleoductos y hubo grandes avances en la electrificación del país; se dotó a la
ciudad de México de grandes avenidas, parques y jardines; la educación pública
fue potenciada; y se concedió el voto a las mujeres. Hasta su muerte, acaecida
en Veracruz en 1973, conservó un gran prestigio e influencia.[3]
1946 - 1952  Miguel Alemán
Valdés
Miguel
Alemán Valdés (1900-1983), político mexicano, presidente de la República
(1946-1952). Nacido en Sayula (estado de Veracruz), en 1929 se licenció en
Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. Al año siguiente resultó
elegido diputado por Veracruz, y en 1935 se convirtió en magistrado del Tribunal
Supremo de dicho estado. En 1936 fue elegido senador y gobernador, y desempeñó
el cargo de secretario de Gobernación desde 1940 hasta 1945, año en que presentó
su dimisión para concurrir a las elecciones presidenciales como candidato del
Partido de la Revolución Mexicana (rebautizado en enero de 1946 con el nombre de
Partido Revolucionario Institucional, PRI).
Elegido presidente de México en 1946, se
rodeó de universitarios y abogados de prestigio, y abordó un ambicioso programa
de obras públicas (destinado a la construcción y mejora de caminos,
infraestructuras de regadío, ferrocarriles, escuelas, puertos), para cuya
financiación negoció en 1947 un importante préstamo del Banco de Exportaciones e
Importaciones de Estados Unidos. Para contener la inflación, devaluó la moneda
en 1948. Extendió los beneficios del Instituto Mexicano de Seguro Social a las
más importantes ciudades. También hizo planes a largo plazo para la industria
petrolera estatal; mejoró el suministro de agua de la ciudad de México; llevó a
cabo una campaña para incrementar el número de escuelas; y constituyó en la
capital una ciudad universitaria única en el mundo, por su estilo y dimensiones.
Afrontó con éxito la colonización de las nuevas tierras cultivables de la zona
norte, atrayendo a las mismas a campesinos de Tlaxcala y del centro del país.
Sin embargo, su administración fue acusada de corrupción, y poco después de
finalizar su mandato aparecieron problemas económicos.
En sus últimos años de vida regresó a la
política, centrando su actividad en la promoción del turismo; así, desde 1961
presidió el Consejo Nacional de Turismo, y apoyó la celebración en 1968 de los
Juegos Olímpicos en la ciudad de México.[3]
1940 - 1946  Manuel Ávila Camacho
Manuel
Ávila Camacho (1897-1955), político mexicano, presidente de la República
(1940-1946). Nació en Teziutlán (estado de Puebla) y tuvo una formación
autodidacta. Inició su carrera militar en 1914, en el Ejército
constitucionalista. En 1920 fue designado jefe del Estado Mayor de la I Brigada
de Sonora y poco después ascendió al grado de coronel. Nombrado subsecretario de
Guerra y Marina (1933) y secretario de Defensa (1937), en 1940 fue elegido
presidente de México como candidato del Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
En el transcurso de su administración, que se caracterizó por seguir una
política económica y religiosa más conservadora que la de su predecesor, Lázaro
Cárdenas, la Secretaría de Educación empezó una campaña de alfabetización; se
decretó la congelación de rentas, en beneficio de las clases populares; y se
estableció el servicio militar obligatorio. Durante la II Guerra Mundial, su
gobierno colaboró con Estados Unidos y los demás países aliados contra las
potencias del Eje. Ordenó la reanudación de relaciones diplomáticas con Reino
Unido, rotas en tiempos de Cárdenas, y con la Unión Soviética. En 1944 sufrió un
atentado cuando llegaba al Palacio Nacional. Al final de su mandato, el PRM
cambió de nombre y estructura, pasando a denominarse Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Tras cesar en el cargo (en el que fue sucedido por Miguel
Alemán Valdés), siguió desempeñando una relativa influencia política durante el
resto de su vida.[3]
1934 - 1940  Lázaro
Cárdenas
Lázaro
Cárdenas (1895-1970), político y militar mexicano, presidente de la República
(1934-1940), principal responsable de la aplicación de la reforma agraria en
México durante la primera mitad del siglo XX.
General y Ministro
Nacido el 21 de mayo de 1895 en Jiquilpan
de Juárez (Michoacán de Ocampo), la temprana muerte de su padre le obligó a
trabajar de tipógrafo recién terminados los estudios primarios, y más tarde en
una oficina de Hacienda. En 1913, tras los sucesos de la llamada Decena Trágica
y el posterior asesinato del presidente Francisco Ignacio Madero, se incorporó a
la Revolución Mexicana. A finales del año siguiente, después de que tuviera
lugar la Convención de Aguascalientes, engrosó las filas de las tropas
encabezadas por Francisco (Pancho) Villa.
En 1915 alcanzó el grado de teniente
coronel, pasó a militar en las fuerzas constitucionalistas de Venustiano
Carranza y se relacionó con el grupo de Sonora dirigido por Plutarco Elías
Calles. En 1920 recibió el ascenso a general del Ejército constitucionalista.
Años más tarde resultó elegido gobernador de Michoacán de Ocampo (su estado
natal), cargo que desempeñó desde 1928 hasta 1932. Elegido en 1930 presidente
del Partido Nacional Revolucionario (PNR), la formación política en cuya
fundación había participado un año antes, desde el 28 de agosto hasta el 20 de
octubre de 1931 compaginó su cargo de gobernador michoacano con el de secretario
(ministro) de Gobernación en el gabinete del presidente Pascual Ortiz Rubio.
Bajo la presidencia interina de Abelardo Rodríguez desempeñó la función de
secretario de Guerra y Marina, entre el 1 de enero y el 15 de mayo de 1933.
Presidente de la
República
El presidente Cárdenas con refugiados
españoles Lázaro Cárdenas, presidente mexicano desde 1934, apoyó la causa
republicana durante la Guerra Civil española (1936-1939). Concedió asilo a
numerosos refugiados y facilitó el hospedaje y la educación a cientos de
huérfanos que huían de las tropas finalmente vencedoras. Esta imagen fue tomada
el 8 de junio de 1937, en la ciudad de México.Corbis/UPI
En 1934 fue elegido presidente de la
República, mandato que comenzó a ejercer el 1 de diciembre de ese año y en el
cual sustituyó a Abelardo Rodríguez. En 1936, el ex presidente Plutarco Elías
Calles fue expulsado de México por su oposición a la política cardenista.
Durante su administración, se puso en marcha un plan de reforma económica y
social de seis años formulado por el PNR. Grandes parcelas de terreno de
propiedad privada fueron divididas y distribuidas entre los campesinos y, con el
apoyo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), cuya secretaría
general desempeñaba desde 1936 Vicente Lombardo Toledano, numerosas industrias
se transformaron en cooperativas. Se aceleró la transformación en propiedad
comunal de los ejidos.
En abril de 1938 reorganizó el Partido de
la Revolución Mexicana (PRM), la nueva denominación adoptada desde hacía un mes
por el PNR (que, a su vez, transformaría definitivamente su nombre en 1946 por
el de Partido Revolucionario Institucional), que se dotó de cuatro secciones,
obrera, campesina, popular y militar, con un especial hincapié sobre las dos
primeras. En ese mismo año, en medio de grandes tensiones internacionales, pero
con el apoyo de todos los grupos sociales del país, llevó a cabo la
nacionalización de las propiedades de las compañías petroleras extranjeras para
crear la empresa nacional Petróleos Mexicanos (PEMEX). Aunque adoptó una actitud
conciliatoria frente a la Iglesia católica, secularizó la enseñanza. Asimismo,
impulsó la educación rural, especialmente a través de la creación del
Departamento de Asuntos Indígenas.
Apoyó a la II República española durante
la Guerra Civil que entre 1936 y 1939 tuvo lugar en ese país, y concedió asilo a
numerosos refugiados españoles, a los que otorgó la nacionalidad mexicana.
Cárdenas se granjeó el apoyo de las clases campesinas y obreras, y fue uno de
los presidentes más populares de México. El 30 de noviembre de 1940 finalizó su
mandato presidencial y fue sustituido por el también miembro del PRM Manuel
Ávila Camacho.
Último Cargo Ministerial
El 1 de septiembre de 1942, durante la
intervención mexicana en la II Guerra Mundial contra las potencias del Eje
Roma-Berlín-Tokio y bajo la presidencia de Ávila Camacho, pasó a ser comandante
en jefe de todas las fuerzas mexicanas enviadas al océano Pacífico, y secretario
de Defensa Nacional. En el desempeño de ese cargo, que ejerció hasta el 1 de
septiembre de 1945, envió en mayo de ese año al Escuadrón 201 para combatir en
la fase final de las campañas del Pacífico. Retirado del ejercicio de funciones
públicas desde su salida del gabinete de Ávila Camacho, en 1955 recibió el
Premio Stalin internacional de la Paz y en la década de 1960 encabezó un amplio
movimiento de apoyo al régimen cubano de Fidel Castro. Falleció el 19 de octubre
de 1970 en la ciudad de México. Su hijo, Cuauhtémoc Cárdenas, tras separarse en
1987 del PRI, se convirtió en 1997 en el primer jefe de gobierno del
Departamento del Distrito Federal elegido de forma democrática.[3]
1932 - 1934  Abelardo
Rodríguez
Abelardo
Rodríguez (1889-1967), militar y político mexicano, presidente interino de la
República (1932-1934). Nació en Guaymas (Sonora). Trabajó en las minas de
Cananea y en 1906 emigró a Estados Unidos, donde trabajó en diversos oficios.
Durante la Revolución Mexicana combatió contra los seguidores de Emiliano Zapata
en 1913 y contra Pancho Villa en la batalla de Celaya, en 1915. Fue gobernador
del territorio norte de Baja California entre 1923 y 1929. En 1932 ocupó la
secretaría de Industria, Comercio y Trabajo. Al renunciar el presidente, Pascual
Ortiz Rubio, fue designado presidente sustituto de la República (1932-1934).
Durante su mandato se aprobó el primer plan sexenal, se expulsó al delegado
apostólico de la Santa Sede, se desarrolló la enseñanza pública y se nacionalizó
el petróleo al crearse Petromex (la compañía estatal de petróleos de México).
También se creó la Comisión Federal de Electricidad, inició sus operaciones la
Nacional Financiera, se inauguró el monumento a la Revolución y se terminó el
palacio de Bellas Artes. El general Abelardo Rodríguez consiguió el
funcionamiento normal de las instituciones y la presentación ordenada y
consensuada de la candidatura del general Lázaro Cárdenas a la presidencia de la
República. De 1943 a 1947 fue gobernador del estado de Sonora. Murió en 1967 en
La Jolla (California).[3]
1930 - 1932  Pascual Ortíz
Rubio
Pascual
Ortiz Rubio (1877-1963), político mexicano, presidente de la República
(1930-1932). Nacido en Morelia, estudió Ingeniería en la Escuela Nacional de
Minería, fue elegido diputado en 1912 y nombrado gobernador de Michoacán en
1917. En abril de 1919 participó en el movimiento que derrocó al presidente
Venustiano Carranza (1917-1919). De 1920 a 1921 fue secretario de Estado de
Comunicaciones y Obras Públicas con los presidentes Adolfo de la Huerta (1920) y
Álvaro Obregón (1920-1924). El presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928) le
nombró embajador en Alemania y en Brasil. En 1930 fue elegido presidente de la
República con el apoyo del Partido Nacional Revolucionario (PNR), y desarrolló
su mandato al servicio de las políticas reaccionarias de Calles, por quien
estuvo muy mediatizado, hasta que en 1932 presentó la renuncia. El presidente
Lázaro Cárdenas (1934-1940) le nombró años más tarde gerente de la compañía
Petromex. Murió en 1963 en México.[3]
1928 - 1930  Emilio Portes
Gil
Emilio
Portes Gil (1890-1978), político mexicano, presidente provisional de la
República (1928-1930). Nació el 3 de octubre de 1890, en Ciudad Victoria
(Tamaulipas). Obtuvo el título de abogado en la ciudad de México, consiguió la
elección como diputado en 1917 y en agosto de 1928 fue nombrado secretario
(ministro) de Gobernación por el presidente Plutarco Elías Calles. Desempeñaba
ese cargo cuando el 1 de diciembre de ese año, tras el asesinato del presidente
electo, Álvaro Obregón, muerto poco antes de tomar posesión de su cargo, el
Congreso le designó presidente provisional de la República en tanto se procedía
a organizar los comicios de los que saldría el nuevo jefe de Estado.
Durante su mandato realizó una intensa
labor legislativa, desarrollando las ideas reformistas de la Revolución
Mexicana, y se mostró partidario de la libertad de culto y de la separación de
la Iglesia y el Estado. Por ello, en 1929 tuvo que hacer frente a la rebelión
del general José Gonzalo Escobar, que se añadió al problema planteado por el
movimiento cristero (contrario a su política laica), alzado desde 1926. En los
momentos de mayor crisis, reunió a los dirigentes de los partidos y grupos que
apoyaban al régimen y propició la creación del Partido Nacional Revolucionario
(antecedente inmediato del posterior Partido Revolucionario Institucional, PRI),
en marzo de 1929. Tres meses más tarde logró firmar un pacto con la jerarquía
católica que de alguna manera hizo declinar las actividades rebeldes cristeras.
Tras la elección de Pascual Ortiz Rubio
como presidente de la República, en febrero de 1930 fue sucedido por éste en
dicho cargo. Posteriormente, fue secretario de Gobernación del gobierno de Ortiz
Rubio (febrero-abril de 1930), presidente del Partido Nacional Revolucionario,
primer representante de su país ante la Sociedad de Naciones (1932), procurador
general de la República, secretario de Relaciones Exteriores en el primer
gabinete de los presididos por Lázaro Cárdenas (diciembre de 1934-junio de 1935)
y embajador en la India (1951). Falleció el 10 de diciembre de 1978, en la
ciudad de México.[3]
1924 - 1928  Plutarco
Elías Calles
Plutarco
Elías Calles (1877-1945), militar y político mexicano, presidente de la
República (1924-1928).
Trayectoria Previa a la
Presidencia
Nacido en Guaymas (estado de Sonora),
realizó sus primeros estudios en Hermosillo. Abandonó su carrera de maestro para
participar en 1914 en el levantamiento encabezado por Venustiano Carranza contra
el presidente Victoriano Huerta, luchando a las órdenes de Álvaro Obregón.
Durante el mandato presidencial de Carranza, Calles fue gobernador de Sonora, y
secretario de Industria, Comercio y Trabajo (1919-1920). En 1920, apoyó a
Obregón a derrocar a Carranza y pasó a formar parte del nuevo gobierno de aquél,
en calidad de secretario de Gobernación, hasta 1923. Al año siguiente, Calles
fue elegido presidente de México.
Presidencia
En el transcurso de su administración,
promovió la construcción de numerosas carreteras, caminos y sistemas de riego a
través de la Dirección General de Caminos de la Comisión General de Irrigación;
se fundaron el Banco Nacional de Crédito Agrícola y Ejidal, el Banco de México,
y la Dirección General de Pensiones. Otros objetivos fundamentales de su
gobierno fueron la modernización del crédito; la cancelación de la deuda
pública; la reorganización profunda del Ejército; el fomento de la enseñanza
pública y del sindicalismo obrero; y la aplicación efectiva de la legislación
sobre reforma agraria, que, entre otras cosas, establecía el reparto de grandes
latifundios entre pequeños campesinos.
En los últimos años de su mandato se
incrementaron notablemente las protestas de determinados sectores populares ante
su política laicista. La situación llegó a tornarse muy difícil, especialmente
después de las medidas de su ejecutivo tendentes a disminuir las actividades
educativas de la Iglesia católica y a reducir los aspectos más visibles del
culto religioso. Así, en agosto de 1926 estalló la sublevación del denominado
movimiento cristero, que se generalizó a partir de enero del año siguiente.
Trayectoria Posterior
En 1928, Calles se retiró de la política
para dar paso al presidente reelecto Álvaro Obregón, pero al ser éste asesinado,
antes de tomar posesión de su cargo, regresó a ella para desempeñar diferentes
cargos y asesorar a los tres presidentes que le sucedieron: Emilio Portes Gil
(1928-1930), Pascual Ortiz (1930-1932) y Abelardo Rodríguez (1932-1934).
Cuando ejercía el poder el primero de los
anteriormente citados, el contexto estaba marcado por las tensiones entre las
distintas opciones políticas, la Iglesia católica (que de forma implícita había
apoyado al movimiento cristero), el Ejército (dominado por los caudillos), y los
diferentes grupos económicos y sociales. Para muchos, esta situación ponía en
peligro la completa materialización de los logros alcanzados por la Revolución.
Entre ellos se encontraba Calles, quien el 1 de diciembre de 1928 emitió el
Manifiesto del Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario, que
invitaba “a todos los partidos, agrupaciones y organizaciones políticas de la
República, de credo y tendencia revolucionaria, para unirse y formar el Partido
Nacional Revolucionario". Esta organización nació el 6 de marzo de 1929 con tal
nombre (que en 1938 cambiaría por el de Partido de la Revolución Mexicana, y en
1946 por el de Partido Revolucionario Institucional).
Opuesto a la política de reformas sociales
iniciada por el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), en 1936 tuvo que
exiliarse en Estados Unidos, no regresando a su país hasta 1941, cuando el
titular de la jefatura del Estado era ya Manuel Ávila Camacho. Falleció en 1945
en la ciudad de México.[3]
1920 - 1924  Álvaro Obregón
Álvaro
Obregón (1880-1928), general y político mexicano, presidente de la República
(1920-1924). Nació cerca de Álamos (estado de Sonora). En 1912, durante la
Revolución Mexicana, organizó una fuerza formada por unos 300 indios yaquis en
apoyo del presidente revolucionario Francisco Ignacio Madero, y se enfrentó a un
levantamiento encabezado por Pascual Orozco. Tras fallecer Madero en 1913, apoyó
a Venustiano Carranza, nuevo máximo dirigente constitucionalista del país.
Durante los dos años siguientes, Obregón ayudó a someter a las diferentes
fuerzas rebeldes encabezadas por Francisco (Pancho) Villa y Emiliano Zapata.
Nombrado general en jefe en Veracruz por Carranza, derrotó a Villa en la zona
del Bajío: Celaya, León (donde perdió su brazo derecho) y Trinidad. Tras la
elección de Carranza como presidente en 1915, fue nombrado secretario de Guerra,
cargo en el que se mantuvo hasta 1917. Enfrentado políticamente a Carranza,
participó en el Plan de Agua Prieta, cuya consecuencia final fue el asesinato
del presidente. Al verificarse las elecciones de Poderes Federales resultó
triunfador, por lo que se hizo cargo de la presidencia en noviembre de 1920 y
sometió a sus órdenes a todos los grupos rebeldes.
Inició una serie de reformas laborales,
agrarias y educativas, para las que contó con la colaboración tanto de los
grupos obreros y campesinos como de intelectuales y políticos. Su aplicación del
programa revolucionario de 1917 topó con una fuerte resistencia por parte de los
grupos conservadores y de la Iglesia católica. En 1923 logró el reconocimiento
formal de su gobierno por parte de Estados Unidos mediante los tratados de
Bucareli. Retirado a Cajeme para dedicarse a la agricultura, durante la
presidencia de Plutarco Elías Calles (1924-1928) se mantuvo políticamente
inactivo. Después de ser reformada la Constitución, que lo impedía, fue
reelegido presidente en 1928, pero antes de poder tomar posesión del cargo murió
asesinado, en un banquete que se celebraba en su honor en San Ángel, el 17 de
julio de 1928. Su cadáver fue trasladado por ferrocarril a Huatabampo (Sonora),
donde recibió sepultura.[3]
1920 - 1920  Adolfo de la
Huerta
Adolfo
de la Huerta (1881-1954), político mexicano, presidente provisional de la
República (1920). Nacido en Hermosillo (Sonora), estudió contaduría y música.
Fundó el Club Antirreeleccionista de Guaymas. Tras la caída de Porfirio Díaz, en
1911, siendo diputado local, colaboró en la concertación de la paz con los
yaquis. En 1914, Venustiano Carranza lo nombró oficial mayor de la Secretaría de
Gobernación, en 1915 encargado del Despacho, y en 1916 gobernador provisional
del estado de Sonora. Fue cónsul general en Nueva York (1918) y gobernador
constitucional de Sonora (1919-1920). Tras firmar el Plan de Agua Prieta,
desempeñó provisionalmente el cargo de presidente de la República desde junio
hasta finales de noviembre de 1920. Seguidamente, resultó nombrado por Álvaro
Obregón ministro de Hacienda en ese último mes. Precandidato a la presidencia en
1923, distanciado del presidente Obregón, se levantó en armas contra éste ese
mismo año en la conocida como rebelión delahuertista. Tras resultar derrotado,
huyó a Los Ángeles (California, Estados Unidos). En 1935, regresó a su país,
donde ocupó diversos cargos públicos. Falleció en la ciudad de México en
1954.[3]
1917 - 1920  Venustiano Carranza
Venustiano
Carranza (1859-1920), político mexicano, presidente de la República (1914-1920),
representante de la facción moderada durante la Revolución Mexicana (1910-1919).
Nació en Cuatro Ciénagas (Coahuila), y
estudió en el Ateneo Fuente de Saltillo y en la Escuela Preparatoria de la
ciudad de México. Inició su carrera política como presidente municipal de su
localidad natal. Posteriormente fue diputado local, suplente del diputado
federal, senador por Coahuila, y gobernador interino de este estado en 1908. En
1911 se unió a Francisco Ignacio Madero, y éste lo nombró ministro de Guerra y
Marina en el gabinete que había formado en Ciudad Juárez. A finales de ese mismo
año, fue designado gobernador de Coahuila. Tras el asesinato de Madero y la
formulación del Plan de Guadalupe (1913), se rechazó el acceso al poder del
general Victoriano Huerta y se proclamó a Carranza primer jefe del Ejército
constitucionalista. En calidad de tal, estuvo al frente de las fuerzas que en
1914 derrocaron a Huerta. Desde ese momento pasó a ser el jefe provisional del
nuevo gobierno. Dos líderes revolucionarios enfrentados a Carranza, Emiliano
Zapata y Francisco (Pancho) Villa, apoyaron la Convención de Aguascalientes y,
logrando imponer sus puntos de vista, forzaron la dimisión de Carranza.
Expulsado de la ciudad de México, se refugió en Veracruz, desde donde controlaba
la principal fuente de recursos fiscales del país: las rentas de las aduanas.
Con el apoyo de Álvaro Obregón y de Estados Unidos, reconquistó el poder. Cuando
se encontraba en Veracruz, incluyó entre los objetivos constitucionalistas la
reforma agraria, la sindicación de los obreros y el derecho de huelga. Tras
derrotar a Villa en la batalla de Celaya, consiguió el apoyo popular gracias a
sus promesas de extensos programas de reforma social y agraria. Además, disolvió
el Ejército federal y eliminó así una de las pocas bases de poder que mantenía
la oligarquía porfirista. En 1916 convocó un Congreso Constituyente para
reformar la Constitución de 1857. Éste se reunió en Querétaro desde el 1 de
diciembre de 1916 hasta el 31 de enero de 1917, y fruto de sus sesiones fue la
Constitución de 1917, promulgada el 5 de febrero y que entró en vigor el
siguiente 1 de mayo. Carranza, entonces, tomó posesión como presidente
constitucional de México.
Su mandato estuvo marcado por una serie de
conflictos con los inversores exteriores, surgidos por sus intentos para limitar
la propiedad privada extranjera y conseguir la nacionalización de la titularidad
de los depósitos petroleros y de las minas. Preocupado asimismo por el problema
de la tierra, la ley del 6 de enero de 1915 marcó el comienzo de la reforma
agraria mexicana. Al plantearse la sucesión presidencial en 1920 se enfrentó a
los generales Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, anteriormente subordinados
suyos. Presionado por las maniobras de éstos, se vio obligado a abandonar la
ciudad de México. Se dirigió al puerto de Veracruz y el 21 de mayo de 1920,
cuando se internaba en la sierra de Puebla, fue asesinado en la población de
Tlaxcalantongo.[3]
1915 - 1915  Francisco
Lagos Cházaro
Francisco
Lagos Cházaro, (1878-1932), político y jurista mexicano, presidente de la
República (1915). Nacido en Tlacotalpan (Veracruz), en 1909 se unió a la campaña
de Francisco Ignacio Madero opuesta a la reelección presidencial de Porfirio
Díaz. Con la llegada al poder de Madero en 1911, fue nombrado gobernador del
estado de Veracruz. Después de que Victoriano Huerta depusiera a Madero en 1913,
se unió a los seguidores de Venustiano Carranza.
Presidente del Tribunal Superior de
Justicia del estado de Coahuila, pasó a ejercer como secretario particular del
presidente de la República Roque González Garza, que había sido designado por la
llamada Convención de Aguascalientes. En junio de 1915, Lagos sustituyó a
González Garza, pero pronto tuvo que huir de la ciudad de México a la de Toluca,
amenazado por los partidarios de Carranza, y finalmente disolvió su gobierno en
octubre de ese año. En enero de 1916 Lagos intentaba unirse a las tropas de
Pancho Villa, cuando se disolvió la Convención. Entonces huyó a Centroamérica y
no regresó a México hasta después de la caída de Carranza en 1920. A partir de
entonces, ejerció su oficio de abogado, sin significarse políticamente en la
ciudad de México, donde en 1932 falleció.[3]
1915 - 1915  Roque González Garza
Roque
González Garza (1885-1962), político mexicano, presidente de la República
(1915). Nació en Saltillo (Coahuila) y, a los 23 años, comenzó su actividad de
oposición al régimen de Porfirio Díaz. Colaborador de Francisco Ignacio Madero,
primero en su campaña presidencial de 1910 y, más tarde, como destacado miembro
de su Estado Mayor, intervino en la conquista maderista de Ciudad Juárez (mayo
de 1911). Tras el asesinato de Madero, a principios de 1913, pasó a formar parte
de las fuerzas de Francisco (Pancho) Villa, donde alcanzó el grado de general. A
finales del año siguiente representó a Villa en la Convención de Aguascalientes,
la cual le designó, el 16 de enero de 1915, presidente de la República, cargo
que desempeñó (en los territorios dominados por los convencionistas) hasta el 9
de junio de ese año. Tras la definitiva victoria de Venustiano Carranza (1916),
hubo de exiliarse, regresando a México en 1920, una vez fallecido aquél. Durante
la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), volvió a desempeñar cargos
gubernamentales. González Garza murió en la ciudad de México, en 1962.[3]
1914 - 1915  Eulalio
Gutiérrez
Eulalio
Gutiérrez (1880-1939), militar mexicano, presidente de la República (1914-1915).
Nació en Ramos Arizpe (Coahuila). Pastor en su niñez y luego minero, perteneció
al Partido Liberal Mexicano (1906) y después al Antirreeleccionista. En octubre
de 1910, secundó el Plan de San Luis, levantándose en armas en su estado natal.
En 1913, a la muerte del presidente Francisco Ignacio Madero, luchó contra
Victoriano Huerta hasta el triunfo de Venustiano Carranza. General de brigada en
1914, en ese mismo año, la soberana Convención de Aguascalientes lo designó
presidente provisional de la República, en cuyo cargo permaneció desde el 1 de
noviembre de ese año hasta el 20 de enero de 1915. Imposibilitado para ejercer
como presidente, por el desacato a sus disposiciones, publicó un manifiesto
explicando los motivos de su renuncia, declarándose en contra de Francisco
(Pancho) Villa, Emiliano Zapata y el propio Carranza (1915). Se exilió en
Estados Unidos y, a su regreso, fue senador por Coahuila y luego gobernador de
San Luis Potosí. Murió en Saltillo (Coahuila), en 1939.[3]
1914 - 1914  Francisco S. Carvajal
Francisco
Carvajal (1870-1932), político mexicano, presidente de la República (1914).
Nació en Campeche, capital del estado homónimo. Al inicio de la Revolución
Mexicana, el presidente de la República, Porfirio Díaz, le envió en mayo de 1911
para pactar con Francisco Ignacio Madero un acuerdo que le permitiera conservar
el poder, pero las negociaciones fracasaron y la derrota militar de las fuerzas
porfiristas selló el exilio del viejo general. Con el triunfo de los maderistas
perdió relevancia política pero la recuperó, después del asesinato de Madero,
durante la presidencia de Victoriano Huerta.

Llegó a ostentar la
presidencia de la Suprema Corte de Justicia, y más tarde fue secretario
(ministro) de Relaciones Exteriores, entre el 10 y el 15 de julio de 1914.
Ocupaba este cargo cuando los revolucionarios obligaron a Huerta a abandonar el
poder, a raíz de lo cual se convirtió en presidente interino de la República ese
último día. No obstante, no pudo consolidarse en este puesto y se vio obligado a
renunciar el 13 de agosto ante los constitucionalistas de Venustiano Carranza.
Más tarde, durante el gobierno de Álvaro Obregón, fue secretario general del
gobierno del estado de México. Murió en 1932, en la ciudad de México.[3]
1913 - 1917  Venustiano Carranza
Venustiano Carranza (1859-1920), político
mexicano, presidente de la República (1914-1920), representante de la facción
moderada durante la Revolución Mexicana (1910-1919).
Nació en Cuatro Ciénagas (Coahuila), y
estudió en el Ateneo Fuente de Saltillo y en la Escuela Preparatoria de la
ciudad de México. Inició su carrera política como presidente municipal de su
localidad natal. Posteriormente fue diputado local, suplente del diputado
federal, senador por Coahuila, y gobernador interino de este estado en 1908. En
1911 se unió a Francisco Ignacio Madero, y éste lo nombró ministro de Guerra y
Marina en el gabinete que había formado en Ciudad Juárez. A finales de ese mismo
año, fue designado gobernador de Coahuila. Tras el asesinato de Madero y la
formulación del Plan de Guadalupe (1913), se rechazó el acceso al poder del
general Victoriano Huerta y se proclamó a Carranza primer jefe del Ejército
constitucionalista. En calidad de tal, estuvo al frente de las fuerzas que en
1914 derrocaron a Huerta. Desde ese momento pasó a ser el jefe provisional del
nuevo gobierno. Dos líderes revolucionarios enfrentados a Carranza, Emiliano
Zapata y Francisco (Pancho) Villa, apoyaron la Convención de Aguascalientes y,
logrando imponer sus puntos de vista, forzaron la dimisión de Carranza.
Expulsado de la ciudad de México, se refugió en Veracruz, desde donde controlaba
la principal fuente de recursos fiscales del país: las rentas de las aduanas.
Con el apoyo de Álvaro Obregón y de Estados Unidos, reconquistó el poder. Cuando
se encontraba en Veracruz, incluyó entre los objetivos constitucionalistas la
reforma agraria, la sindicación de los obreros y el derecho de huelga. Tras
derrotar a Villa en la batalla de Celaya, consiguió el apoyo popular gracias a
sus promesas de extensos programas de reforma social y agraria. Además, disolvió
el Ejército federal y eliminó así una de las pocas bases de poder que mantenía
la oligarquía porfirista. En 1916 convocó un Congreso Constituyente para
reformar la Constitución de 1857. Éste se reunió en Querétaro desde el 1 de
diciembre de 1916 hasta el 31 de enero de 1917, y fruto de sus sesiones fue la
Constitución de 1917, promulgada el 5 de febrero y que entró en vigor el
siguiente 1 de mayo. Carranza, entonces, tomó posesión como presidente
constitucional de México.
Su mandato estuvo marcado por una serie de
conflictos con los inversores exteriores, surgidos por sus intentos para limitar
la propiedad privada extranjera y conseguir la nacionalización de la titularidad
de los depósitos petroleros y de las minas. Preocupado asimismo por el problema
de la tierra, la ley del 6 de enero de 1915 marcó el comienzo de la reforma
agraria mexicana. Al plantearse la sucesión presidencial en 1920 se enfrentó a
los generales Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, anteriormente subordinados
suyos. Presionado por las maniobras de éstos, se vio obligado a abandonar la
ciudad de México. Se dirigió al puerto de Veracruz y el 21 de mayo de 1920,
cuando se internaba en la sierra de Puebla, fue asesinado en la población de
Tlaxcalantongo.[3]
1913 - 1914  Victoriano
Huerta
Victoriano
Huerta (1845-1916), militar y político mexicano, presidente de la República
(1913-1914). Nació en Colotlán (Jalisco) y estudió en la Academia Militar de
Chapultepec. Sirvió en el Ejército mexicano y fue ascendido al grado de general
de brigada por el presidente Porfirio Díaz en 1902. Un año después participó en
la campaña contra los indios mayas en Quintana Roo. En 1910 combatió a los
zapatistas del estado de Morelos. Permaneció en el Ejército durante el gobierno
de Francisco Ignacio Madero, quien le nombró gobernador militar de la ciudad de
México. Sin embargo, en febrero de 1913, durante los incidentes de la llamada
Decena Trágica, trató con el embajador estadounidense en México, Henry Lane
Wilson, y se unió a los sublevados contra Madero. Huerta mandó aprehenderlo, así
como al vicepresidente, José María Pino Suárez, y les obligó a dimitir.
Convocado el Congreso, éste aceptó la renuncia de Madero y eligió presidente a
Pedro Lascuráin, quien, a su vez, nombró secretario de Gobernación a Huerta.
Durante ese mismo día, 18 de febrero de 1913, Lascuráin dimitió y Huerta asumió
la jefatura del Estado. Pocos días más tarde, Madero y Pino Suárez fueron
asesinados al ser trasladados desde la Intendencia de Palacio a la
Penitenciaría.
La llegada al poder de Huerta estuvo
envuelta en complicadas y confusas maniobras políticas y diplomáticas, en las
que intervino decisivamente el embajador de Estados Unidos. Francisco (Pancho)
Villa y sus seguidores se sublevaron en el norte y, en plena efervescencia
militar, Huerta disolvió el Congreso, lanzó su candidatura y fue elegido
presidente, a finales de 1913. A Villa se unieron los militares
constitucionalistas liderados por Pablo González y Álvaro Obregón. Finalmente,
la actitud hostil de Estados Unidos al régimen de Huerta, el incidente entre
este país y México en Tampico (durante el cual se produjo la captura de los
miembros de la tripulación de un buque estadounidense) y la creciente presión
ejercida por los grupos opuestos a su régimen dictatorial, obligaron a Huerta a
presentar la dimisión en julio de 1914.[3]
1913 - 1913  Pedro
Lascurain
Pedro
Lascuráin (1856-1952), político mexicano, presidente interino de la República
(1913). Nació en la ciudad de México, en cuya Escuela Nacional de Jurisprudencia
se licenció en 1880. Fue miembro de la Academia de Legislación y Jurisprudencia
y de la Barra Mexicana de Abogados. Antes del inicio de la Revolución Mexicana
llegó a ser intendente de la ciudad de México. Se adhirió al movimiento
antirreeleccionista de Francisco Ignacio Madero.
Tras el triunfo de Madero en las
elecciones de 1911, fue nombrado por éste secretario (ministro) de Relaciones
Exteriores en abril del año siguiente. Sin embargo, cuando durante los sucesos
de la llamada Decena Trágica el general Victoriano Huerta, un antiguo
colaborador de Madero, se unió a la sublevada guarnición de la ciudad de México
para ponerse en contra del presidente y lo capturó el 19 de febrero de 1913,
Lascuráin convenció a éste para que aceptara los hechos consumados y renunciara
a la presidencia. Fue durante media hora escasa de ese día presidente interino
de la República, y acto seguido dimitió para que el Congreso proclamara a Huerta
en su lugar. A continuación se apartó de la actividad política y se dedicó a la
abogacía. Falleció en 1952 en la ciudad de México.[3]
1911 - 1913  Francisco I. Madero
Francisco
Ignacio Madero (1873-1913), político mexicano, presidente de la República
(1911-1913), autor del programa político que desencadenó el proceso que habría
de convertirse en la Revolución Mexicana.
Campaña
Antirreeleccionista
Nació el 30 de octubre de 1873 en Parras
de la Fuente (Coahuila). Estudió economía en la Universidad de California
(Estados Unidos). Aunque procedía de una familia de terratenientes, de cuya
hacienda se ocupó al regresar de California, Madero defendió la reforma política
y agraria. También criticó el régimen dictatorial del presidente Porfirio Díaz y
en 1908 publicó La sucesión presidencial en 1910, en la que instaba a los
votantes para que no se produjera la reelección de aquél. A pesar de estar
prohibido por el gobierno, el libro recorrió todo el país. Madero fundó entonces
el Partido Antirreeleccionista y se convirtió en el principal oponente político
de Díaz.
Durante la campaña para las elecciones
presidenciales de julio de 1910, fue encarcelado en Monterrey, acusado de
incitar una rebelión. Después de que el presidente Díaz lograra la victoria
electoral, Madero se fugó de su prisión y el 15 de octubre de ese año firmó un
programa político en la ciudad de San Luis Potosí (por ello llamado Plan de San
Luis) que incitaba a rebelarse para poner fin a la dictadura que suponía el
porfiriato. Más tarde huyó a Texas, desde donde en noviembre siguiente comenzó
las hostilidades contra Díaz que supusieron el inicio de la Revolución Mexicana.
Regresó a México y participó en una campaña militar que culminó con la toma de
Ciudad Juárez en mayo de 1911. Tras la renuncia de Díaz, efectuada el día 25 de
ese mes, Madero se convirtió en el máximo candidato para ocupar la presidencia y
en las elecciones de octubre de 1911 fue elegido presidente de la República. El
6 de noviembre de ese año sucedió al presidente interino Francisco León de la
Barra.
Presidencia de la
República
Una vez en el poder tuvo que enfrentarse a
muchos de sus seguidores de primera hora y no fue capaz de llevar a cabo ninguna
de las reformas políticas y sociales que había prometido, tanto por la oposición
de algunos de sus partidarios como por las propias limitaciones de su
administración. Sobrevivió a varias insurrecciones, como la que implicó la
proclamación del Plan de Ayala, el 28 de noviembre de 1911, no reconociendo su
gobierno y erigiendo como jefe a Pascual Orozco. Asimismo, en 1912 estallaron
rebeliones en el norte y en el sur de México protagonizadas, respectivamente,
por los dirigentes revolucionarios Francisco (Pancho) Villa y Emiliano Zapata.
El 9 de febrero de 1913 tuvo lugar el
inicio de la que dio en llamarse Decena Trágica, que comenzó con una sublevación
militar en la ciudad de México. Madero designó comandante de la plaza al general
Victoriano Huerta, pero éste decidió el día 18 pasarse finalmente a los
sublevados y detener a Madero. Entre tanto, los sediciosos arrestaron al
influyente hermano del presidente, Gustavo A. Madero, que fue asesinado. Al día
siguiente, los rebeldes detuvieron al propio Francisco Ignacio Madero y a su
vicepresidente, José María Pino Suárez, obligando a ambos a dimitir. Huerta
asumió la presidencia ese mismo día, tras los breves minutos de ejercicio de la
misma a cargo de quien fuera secretario (ministro) de Relaciones Exteriores del
gobierno maderista, Pedro Lascuráin. Madero fue asesinado en la ciudad de México
el día 22 de febrero de 1913, al igual que Pino Suárez, cuando los dos se
hallaban a la espera de ser juzgados. En su honor, numerosos municipios y
ciudades mexicanas incluyeron años después en sus denominaciones el nombre de
Madero.[3]
1911 - 1911  Francisco
León de la Barra
Francisco
León de la Barra (1863-1939), político mexicano, presidente de la República
(1911). Nació en la ciudad de Querétaro. Estudió en su estado natal, destacando
en Derecho internacional. Representó al gobierno de México en Brasil, Uruguay,
Argentina y Paraguay (1902), Bélgica y Holanda (1904) y en 1908 fue embajador
extraordinario en Estados Unidos. Siendo ministro de Relaciones Exteriores en
abril de 1911, por ministerio de ley ocupó la presidencia de la República a la
renuncia del general Porfirio Díaz, el 25 de mayo de 1911. Estuvo en el cargo
hasta el 6 de noviembre del mismo año, en que entregó el poder al presidente
Francisco Ignacio Madero. Más tarde, fue ministro de Relaciones Exteriores
(1913) en el gabinete del general Victoriano Huerta, quien posteriormente lo
envió como ministro plenipotenciario a Francia. Radicado en Europa, fue
presidente de los Tribunales Mixtos de Arbitraje y presidente del Tribunal
Arbitral Anglo-franco-búlgaro. Murió en la localidad francesa de Biarritz, en
1939.[3]
Porfirio
Díaz (1830-1915), militar y político mexicano, presidente de la República (1876;
1877-1880; 1884-1911). Su dilatado ejercicio del poder ha dado nombre a un
periodo de la historia de México conocido como porfiriato.
Primeros Años de su Vida
Nació el 15 de septiembre de 1830 en
Oaxaca (actual Oaxaca de Juárez). Los primeros años de su vida fueron duros y
estuvieron marcados por las necesidades. Quedó huérfano de padre cuando sólo
tenía tres años de edad. Posteriormente ingresó en el seminario conciliar de
Oaxaca con la intención de desarrollar la carrera sacerdotal. En 1846 se alistó
en el Ejército para luchar contra la invasión estadounidense, aunque no llegó a
combatir en la llamada Guerra Mexicano-estadounidense. Dio clases particulares y
uno de sus pupilos fue el hijo de Marcos Pérez, magistrado de la Suprema Corte
del Estado, profesor del Instituto de Artes y Ciencias, un importante liberal de
Oaxaca y amigo personal de Benito Juárez. Estudió entonces Leyes. En la guerra
civil que desde 1858 hasta 1861 enfrentó a liberales y conservadores, llamada
guerra de Reforma, apoyó la causa liberal de Juárez. Finalizado ese conflicto
ascendió a general de brigada y resultó elegido diputado, poco antes de luchar
contra la invasión francesa y frente al archiduque de Austria y emperador
mexicano Maximiliano I. Ya como general de división, en 1867 recuperó la capital
de la República, con lo que permitió que Juárez regresara a ella en calidad de
presidente de la República.
Díaz no alcanzó la presidencia de México
frente a Juárez en 1867, ni tampoco en 1871. Después de cada derrota encabezó
sendas e infructuosas rebeliones militares, mediante las que pretendía alcanzar
el poder. Una amnistía otorgada en 1872, tras la muerte de Juárez, le permitió
regresar a la legalidad.
Porfiriato
En 1876 protagonizó una prolongada serie
de acciones militares que, iniciadas con la proclamación del Plan de Tuxtepec,
acabaron con el derrocamiento del presidente Sebastián Lerdo de Tejada. Él mismo
asumió la presidencia de la República el 23 de noviembre de ese año. Un mes más
tarde abandonó momentáneamente el cargo, nombrando a Juan Méndez de forma
interina, para combatir a José María Iglesias, quien, a su vez, se había erigido
en presidente de la República en la ciudad de Salamanca. En febrero de 1877
recuperó la jefatura del Estado de manos de Méndez, y poco después fue elegido
presidente por vez primera.
Según la Constitución mexicana, Díaz no
podía permanecer en la presidencia durante dos mandatos consecutivos, por lo que
tuvo que renunciar en 1880 aunque continuó brevemente en el gobierno de su
sucesor, Manuel González, como secretario (ministro) de Fomento (diciembre de
1880-mayo de 1881); y entre 1881 y 1883 desempeñó el cargo de gobernador del
estado de Oaxaca. Fue reelegido presidente de la República en 1884 y consiguió
la aprobación de una enmienda a la Constitución que permitía la sucesión de
mandatos presidenciales, permaneciendo en el poder hasta 1911, luego de ser
elegido de nuevo en 1888, 1892, 1896, 1900, 1904 y 1910.
Su régimen estuvo marcado por logros
importantes, pero también por un gobierno severo. Durante el mandato de Díaz, la
economía de México se estabilizó y el país experimentó un desarrollo económico
sin precedentes: se invirtió capital extranjero (sobre todo estadounidense) en
la explotación de los recursos mineros del país; la industria minera, la textil
y otras experimentaron una gran expansión; se construyeron vías férreas y líneas
telegráficas; y el comercio exterior aumentó aproximadamente en un 300%. Muchos
de los méritos del buen estado de la administración financiera pública cabría
atribuírselos a quien desde 1893 fuera secretario de Hacienda, José Ives
Limantour.
Entre las personalidades que ocuparon
destacados cargos en sus gabinetes deben ser también mencionados Ramón Corral,
quien desde 1903 desempeñó el cargo de secretario de Gobernación, y a partir de
1904 se convirtió en vicepresidente de la República, funciones ambas que ejerció
hasta 1911; Justo Sierra, secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes entre
1905 y 1911, y fundador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el
suegro de Díaz, Manuel Romero Rubio, secretario de Fomento desde 1884 hasta
1895; Matías Romero, secretario de Hacienda en dos ocasiones (1877-1879 y
1892-1893); y el general Bernardo Reyes, secretario de Guerra y Marina entre
1900 y 1902.
Por otra parte, durante el porfiriato, los
inversores extranjeros agotaron gran parte de la riqueza del país, casi todos
los antiguos terrenos comunales (ejidos) de los indígenas pasaron a manos de un
pequeño grupo de terratenientes y se extendió la pobreza y el analfabetismo. Las
manifestaciones del descontento social fueron reprimidas por Díaz con mano de
hierro, como muestra su actuación en las huelgas que tuvieron lugar en 1906 y
1907 en la localidad minera sonorense de Cananea y en la zona industrial
veracruzana de Río Blanco.
Revolución y Exilio
Aunque en 1908 anunció que no volvería a
presentarse a la reelección, dos años más tarde consiguió proclamarse ganador de
los comicios presidenciales. No obstante, la publicación del Plan de San Luis en
octubre de 1910 significó el comienzo de la que habría de dar en llamarse
Revolución Mexicana, encabezada inicialmente por el fundador del Partido
Antirreleccionista Francisco Ignacio Madero, quien había sido detenido durante
la campaña de los comicios presidenciales de 1910, a los que se había presentado
como el principal oponente del régimen.
Tras la conquista de Ciudad Juárez por los
revolucionarios, Díaz se vio obligado a renunciar al cargo pocos días después,
el 25 de mayo de 1911. Fue sucedido de forma interina por su secretario de
Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra, y seis días más tarde
abandonó el país. Exiliado, falleció el 2 de julio de 1915 en París.[3]
1880 - 1884 Manuel
González
Manuel
González (1833-1893), militar y político mexicano, presidente de la República
(1880-1884). Nació en Matamoros. Combatió en el territorio de Texas contra la
invasión de Estados Unidos (1846-1848) y más tarde frente a las tropas francesas
que apoyaban al emperador Maximiliano I (1864-1867). Fue diputado, gobernador
del estado de Michoacán y secretario de Guerra y Marina. Al finalizar el primer
mandato del presidente Porfirio Díaz (1877-1880), fue elegido presidente de la
República para el periodo 1880-1884. Durante su gobierno, envuelto en algunos
disturbios, se impulsaron las comunicaciones telegráficas y por ferrocarril, y
se fundó el Banco Nacional. Al finalizar su mandato fue nombrado gobernador del
estado de Guanajuato, cargo en el que permaneció hasta su muerte en 1893, en
Chapingo.[3]
1876 - 1877 Juan N. Méndez
Juan
Méndez (1820-1894), militar y político mexicano, presidente interino de la
República (1876-1877). Nació en Tetela de Ocampo (Puebla). Ingresó en el
Ejército en 1847, durante la Guerra Mexicano-estadounidense. En 1854, a las
órdenes de Ignacio Comonfort, se unió al Plan de Ayutla. Durante el período de
la invasión francesa, se distinguió en la defensa de la ciudad de Puebla (mayo
de 1862), donde permaneció hasta que se libró la segunda batalla, que
desencadenó la definitiva conquista de la ciudad en 1865. En el transcurso de la
guerra que libraron las tropas imperiales de Maximiliano I frente a las de
Benito Juárez, luchó en Puebla y en el valle de Anáhuac.
Con el
restablecimiento de la República en 1867, se convirtió en aspirante al gobierno
del estado de Puebla, resultando elegido. A principios de 1876 se unió al Plan
de Tuxtepec, que trajo consigo la llegada al poder de Porfirio Díaz, quien en
diciembre de ese año le nombró interinamente presidente de la República en su
lugar en tanto se dirigía a combatir a José María Iglesias. En febrero de 1877
cesó en su cargo ante el regreso triunfal de Díaz. Elegido senador y gobernador
de Puebla poco después, falleció en 1894 en la ciudad de México.[3]
1876 - 1877 José María
Iglesias
José
María Iglesias (1823-1891), jurista y político mexicano. Nacido en la ciudad de
México, en 1847 se trasladó a Querétaro y, un año después, se opuso con firmeza
a la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848). En 1856 el entonces ministro
de Hacienda, Miguel Lerdo de Tejada, promotor de la Ley de Desamortización de
Fincas Rústicas y Urbanas, le confió la desamortización de bienes eclesiásticos.
Ministro de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública, así como de
Hacienda, con Ignacio Comonfort (1857), desde 1863 hasta 1871 permaneció de
forma ininterrumpida como ministro (de Justicia, de Hacienda, de Gobernación y,
nuevamente, de Justicia) durante el gobierno de Benito Juárez. Especialmente
importante fue su gestión en el Ministerio de Hacienda de Juárez, donde destacó
por las medidas adoptadas para solucionar el problema de las deudas externa y
nacional. Tras poner fin a su actividad ministerial fue elegido presidente de la
Suprema Corte de Justicia. Este cargo le otorgaba la vicepresidencia de la
República en las elecciones de 1876. Al ser reelegido ese mismo año Sebastián
Lerdo de Tejada, publicó un manifiesto donde afirmaba que la investidura del
poder público le pertenecía por ley. La posterior presión ejercida por las
fuerzas porfiristas contra su persona le forzaron al exilio en Estados Unidos.
Regresó a su país en 1877, pero desde entonces y hasta su fallecimiento,
acaecido en Tacubaya en 1891, vivió apartado de la política. Entre sus
principales obras sobresalen Estudio constitucional sobre facultades de la
Suprema Corte de Justicia y La Cuestión presidencial.[3]
Sebastián
Lerdo de Tejada (1823-1889), político y jurista mexicano, presidente de la
República (1872-1876). Nació en Jalapa. Graduado en leyes (1851), fue fiscal de
la Suprema Corte (1855) y ministro de Relaciones Exteriores con el presidente
Ignacio Comonfort (1857) y diputado del Congreso de la Unión (1861-1863), del
que fue presidente en tres ocasiones. Durante la guerra de Intervención francesa
(1863), cuando el gobierno republicano abandonó la capital, se unió a Benito
Juárez como miembro de la diputación permanente, y ocupó las carteras de
Relaciones, de Gobernación y de Justicia. Cuando triunfó la República, ocupó
simultáneamente los ministerios de Relaciones y Gobernación, su escaño de
diputado y la presidencia de la Suprema Corte.
En 1871
fundó el Partido Lerdista y concurrió a las elecciones, pero, derrotado por
Juárez, volvió a la Suprema Corte. A la muerte de Juárez (julio de 1872), y en
virtud de su cargo, ocupó interinamente la presidencia, en la que fue confirmado
en las elecciones ese año y toma posesión el 1 de diciembre de 1872. Durante su
gobierno se inauguró el ferrocarril de México a Veracruz (enero de 1873) y se
consumó la escisión del Partido Liberal al presentarse a la reelección por su
partido, el Lerdista, en 1876. En vísperas de su toma de posesión, tuvo lugar el
pronunciamiento de Porfirio Díaz (amparado en el Plan de Tuxtepec). Derrotado
Lerdo en la batalla de Tecoac (16 de noviembre), partió al exilio en enero de
1877 y se instaló en Nueva York (Estados Unidos), donde residió hasta su
muerte.[3]
Benito
Juárez (1806-1872), político mexicano, presidente de la República (1858-1872).
Considerado héroe nacional de México e indiscutible representante del reformismo
liberal de su país, se vio obligado a combatir los intentos anticonstitucionales
de las fuerzas conservadoras.
Destierro y Primer cargo
Gubernamental
Hijo de
campesinos zapotecas, nació el 21 de marzo de 1806 en la localidad de San Pablo
Guelatao (en la actualidad, Guelatao de Juárez, en el estado de Oaxaca y cercana
a la capital del mismo nombre). A los 13 años de edad, cuando se trasladó con su
familia a la ciudad de Oaxaca (hoy Oaxaca de Juárez), aún no hablaba español.
Protegido por un sacerdote español y con Domingo González como maestro, aprendió
a leer. Se matriculó en el seminario oaxaqueño de la Santa Cruz, donde concluyó
el bachillerato en 1827. Al año siguiente ingresó en el Instituto de Ciencias y
Artes, centro por el que se graduó como abogado en 1834. En 1833, dos años
después de convertirse en regidor del Ayuntamiento de Oaxaca, fue elegido
diputado. En 1847 pasó a ser gobernador del estado de Oaxaca y en 1848 resultó
reelegido para un periodo de cuatro años. Cuando en 1853 el general Antonio
López de Santa Anna retomó el poder, fue encarcelado, desterrado y finalmente
deportado, primero a la ciudad cubana de La Habana y más tarde a la
estadounidense de Nueva Orleans (Luisiana). En 1854 respaldó el Plan de Ayutla,
que era el conjunto de reivindicaciones de contenido liberal y anticlerical (que
dio contenido a la llamada Reforma mexicana), por medio del cual se exigía la
creación de una asamblea constituyente en el marco de una constitución federal.
Regresó
a México en 1855 para tomar parte en la revolución liberal que derrocó a Santa
Anna. Poco después, entre octubre y diciembre de ese año, fue secretario
(ministro) de Justicia en el breve gobierno presidido por el general Juan
Álvarez. En noviembre de 1855, cuando ejercía dicho cargo, fue promulgada la ley
de administración de justicia, también llamada Ley Juárez, por la que quedaban
abolidos los fueros eclesiásticos. En enero de 1856 fue designado gobernador de
Oaxaca, y entre noviembre y diciembre del año siguiente, una vez promulgada en
marzo la Constitución federal de 1857, fue secretario de Gobernación del
gobierno de Ignacio Comonfort.
Primeras
Presidencias de la República
Presidente de la Suprema Corte de Justicia desde
diciembre de 1857, en calidad de tal asumió el 19 de enero del año siguiente en
la ciudad de Guanajuato la presidencia provisional de la República para oponerse
al pronunciamiento conservador del general Félix María Zuloaga. Iniciada en 1858
la llamada guerra de Reforma, en mayo de ese año se vio obligado a establecer la
sede de su gobierno en Veracruz, donde prosiguió con la serie de reformas
radicales que habían originado aquélla. Se trataba de las denominadas Leyes de
Reforma, entre las cuales cabe destacar, como muestra de la política laicista de
Juárez, la reducción del poder de la Iglesia católica mediante el embargo de
propiedades eclesiásticas.
Últimos
Mandatos Presidenciales
Sus
seguidores derrotaron a las fuerzas conservadoras a finales de 1860, por lo que
en enero de 1861 volvió a establecer su gobierno en la ciudad de México. En
junio de ese año fue elegido presidente constitucional. Para poder afrontar el
caos financiero provocado por la guerra, Juárez tuvo que suspender los pagos a
los acreedores extranjeros. Francia, España y Gran Bretaña, como medida de
protesta, desembarcaron tropas en Veracruz. Juárez alcanzó acuerdos con Gran
Bretaña y España, y éstas retiraron sus tropas de México, pero los franceses se
mantuvieron en el país y tomaron la ciudad de México. El archiduque de Austria,
impuesto por el emperador francés Napoleón III a petición de los sectores
monárquicos mexicanos, que organizaron un simulacro de plebiscito, fue coronado
emperador de México en 1864 con el nombre de Maximiliano I. Juárez trasladó
entonces su capital al norte del país y prosiguió la resistencia militar. Dos
meses después de la caída del gobierno de Maximiliano I en mayo de 1867,
fusilado por orden de Juárez, éste regresó a la ciudad de México y ese mismo año
fue reelegido presidente, iniciándose así la restauración de la
República.[3]
1864 - 1867 Maximiliano de
Habsburgo
Maximiliano I (de México) (1832-1867), archiduque de
Austria y emperador de México (1864-1867), hermano menor de Francisco José I,
emperador de Austria. Fue almirante de la Armada austriaca y gobernador
(1857-1859) del territorio de Lombardía-Venecia. En 1863, el emperador francés
Napoleón III le convenció para que aceptara la corona de México. Creyendo que
contaba con el apoyo del pueblo, él y su esposa Carlota de Bélgica se
trasladaron a México en 1864. Con el respaldo de las tropas francesas, los
grupos monárquicos que lo apoyaban celebraron una Junta de Notables, proclamaron
la monarquía y le ofrecieron la Corona, después de un remedo de plebiscito.
Gobernó con el apoyo de los conservadores, pero no pudo sustraerse a la
influencia de Napoleón III. Su política financiera resultó desastrosa. Consiguió
que la mayoría de los gobiernos extranjeros restablecieran sus relaciones con
México, con la sola excepción de Estados Unidos. A partir de 1865 este país (que
se había opuesto a la intervención de Francia, pero que no había adoptado
ninguna iniciativa a causa del enfrentamiento civil que se produjo en su
territorio) comenzó a presionar a los franceses para que abandonaran México.
Cuando éstos se retiraron en 1867, Maximiliano se negó a irse a con ellos. Entre
tanto, el gobierno itinerante republicano, a las órdenes de Benito Juárez,
prosiguió sus esfuerzos de liberación y, tras sucesivas batallas victoriosas, no
tardó en recuperar el control de México. Maximiliano fue capturado por los
republicanos en Querétaro, juzgado por un consejo de guerra y fusilado en junio
de 1867.[3]
Juan
Nepomuceno Almonte (1803-1867), militar y político mexicano. Nació en Michoacán.
Hijo natural del insurgente José María Morelos y Pavón y de Brígida Almonte.
Siendo niño, acompañó a su padre en muchas acciones militares y, más tarde, fue
aliado de Vicente Guerrero. Combatió en la campaña de Texas (1836).
Posteriormente, como titular de la Secretaría de Guerra y Marina en 1846,
participó en la Guerra Mexicano-estadounidense. En 1850, pasó a formar parte de
las filas conservadoras, de las cuales fue embajador en distintas ciudades
europeas en 1856, y firmó en París el Tratado Mon-Almonte. Por ello fue
declarado traidor a la patria por el presidente Benito Juárez. Al triunfar los
liberales en la guerra de Reforma (1858-1861), Almonte se exilió en Europa,
donde concertó con Gutiérrez Estrada y otros conservadores el deseo de
establecer una monarquía en México, interviniendo en el ofrecimiento de la
corona al archiduque Maximiliano. Éste, ya como emperador Maximiliano I de
México, lo distinguió nombrándolo su representante ante Napoleón III, para
conseguir la permanencia de las tropas francesas en México (1866). A la caída
del Imperio en 1867, permaneció en París, donde falleció ese mismo año.[3].
1863 - 1864 Pelagio
Antonio de Labastida y Dávalos
Nació en
Zamora, Michoacán en
1816 y falleció en Oacalco,
Morelos, México en 1891. Sacerdote, abogado y doctor en cánones. Estudió en el Seminario
Conciliar de Morelia
, del que más tarde fue profesor y rector. Fue prebendado, canónigo
y gobernador de la mitra de Morelia y en julio de 1855 se le designó
obispo de Puebla.
. En diciembre siguiente estallo la
insurrección de Antonio
de Haro y Tamariz
, al grito de Religión y Fueros. Derrotada ésta, el
gobierno comprobó que los medios financieros fueron sumininstardos por la Mitra poblana y ordenó
que los bienes del Obispado de Puebla en esa entidad, en Tlaxcala y en Veracruz, fueran
confiscados y vendidos. Labastida se opuso a ello y fue desterrado en 1856. En 1862 visitó a Maximiliano de
Habsburgo
en Trieste. A principios de 1863 viajó a Italia para
entrevistarse con el Papa Pío IX, quien en marzo lo nombró
Arzobispo de México.
Ocupado el país por los franceses, el 21 de
junio
de 1863,
con Juan Nepomuceno
Almonte
y José Mariano Salas,
él fue designado miembro del triunvirato que ejerció la Regencia
del Imperio
. Junto con el Padre
Miranda
apoyaron la presidencia de Félix María Zuloaga,
quienes se declararon enemigos de la Constitución
de 1857
. Labastida llegó a México en la segunda mitad de 1863 y ocupó su lugar en la
regencia, pero fue destituido el 17 de noviembre de ese
año, fue expulsado por sus diferencias con los franceses respecto a los derechos
de la Iglesia,
por sus diferencias con Aquiles Bazaine,
comandante de las tropas francesas, por la intención de éste de instaurar el
programa napolenico sobre
bienes eclesiásticos. Su relación con Maximiliano I
decayó al proclamar éste la libertad de cultos, en febrero de 1865. Al triunfo de la República se
instaló definitivamente en Roma, pero sin renunciar a su
condición de líder de la Iglesia
mexicana
. Como tal, asistió al Concilio Vaticano I
de 1869-1870. En 1871 el presidente Juárez le permitió volver
al país.[4] Wikipedia
1863 - 1864 José Mariano
Salas
1863 - 1863 José Mariano
Salas
1863 - 1863 Pelagio
Antonio de Labastida
1860 - 1860 Miguel Miramón
Miguel
Miramón (1831-1867), militar y político mexicano, presidente interino de la
República (1859-1860). Nació en la ciudad de México en 1831. Militante del
Partido Conservador, se enfrentó a los partidarios de la revolución de Ayutla
(1854). Se sumó a un pronunciamiento del signo contrario, el reaccionario de
Félix María Zuloaga, que desconocía la Constitución vigente (1858). Tras varias
victorias se hizo con el mando militar conservador y el prestigio entre sus
correligionarios, por lo que sustituyó a Zuloaga en 1859. Más adelante se hizo
nombrar presidente interino por una Junta Electoral compuesta por los
representantes de los departamentos en los que estaba organizado el país (1860)
y que no se habían sumado al gobierno paralelo que había establecido Benito
Juárez a raíz del abandono del poder de Ignacio Comonfort en 1858. Juárez había
asumido la presidencia, en su carácter de presidente de la Suprema Corte de
Justicia y en oposición al gobierno impuesto de Zuloaga, pero tuvo que
trasladarse a distintos lugares del país a causa de la persecución de que fue
objeto su gobierno liberal por parte de los conservadores. Investido con el
apoyo de una parte del Ejército, Miramón se dedicó a combatir a Juárez, pero en
el término de unos tres meses sufrió varias derrotas a cargo del general liberal
Jesús González Ortega, una de ellas, en la famosa batalla de Calpulalpan, con la
que se dio fin a la guerra de Reforma. Miramón terminó huyendo a Europa (enero
de 1861). Regresó a México cuando se produjo la intervención extranjera (1863),
pero el emperador Maximiliano le envió de nuevo a Europa. En 1866 volvió a su
país e instó al emperador a resistir a ultranza. Continuó la lucha contra Juárez
con suerte desigual, hasta que cayó herido y, poco después, aprehendido por los
liberales. Fue juzgado y sentenciado, junto con Maximiliano y Tomás Mejía. Los
tres fueron fusilados en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867, en
Querétaro.[3]
1860 - 1860 José Ignacio
Pavón
1859 - 1860 Miguel Miramón
1859 - 1859 José Mariano
Salas
José
Mariano Salas (1797-1867), militar mexicano, presidente de la República (1846).
Nacido en la ciudad de México, ingresó en el Ejército colonial español en 1813.
Aunque comenzó combatiendo a los insurgentes, en 1821 apoyó el Plan de Iguala y
se unió a la lucha independentista. Mandó una de las columnas que en 1836
llevaron a cabo el asalto del fuerte de El Álamo. Al iniciarse la revolución de
1840 que pretendía derrocar al presidente Anastasio Bustamante, se ofreció
rápidamente para sofocarla, y se enfrentó con éxito a los sublevados en la
ciudad de México.
Al
frente de la revolución proclamada el 4 de agosto de 1846, tomó posesión del
gobierno de la República al día siguiente tras deponer a Nicolás Bravo. Sólo
cuatro meses después, entregó la presidencia a Valentín Gómez Farías, quien la
ocupó interinamente en sustitución del general Antonio López de Santa Anna.
Durante la Guerra Mexicano-estadounidense, fue hecho prisionero por los
invasores, en 1847. Jefe militar de la guarnición de la ciudad de México en
1863, en junio de ese año fue designado como uno de los tres miembros de la
regencia que desempeñó el poder hasta mayo de 1864, un mes antes de la llegada
del emperador Maximiliano I. Falleció en 1867 en Guadalupe Hidalgo (actual
delegación de Gustavo A. Madero, en el Distrito Federal).[3]
1858 - 1859 Manuel Robles
Pezuela
1858 - 1858 Félix María
Zuloaga
Félix
María Zuloaga (1813-1898), militar y político mexicano, presidente interino de
la República (1858-1859). Nacido en Álamos (Sonora), ingresó en el Ejército en
1834, alcanzando el grado de subteniente de ingenieros cuatro años más tarde. Ya
como teniente coronel, combatió durante la Guerra Mexicano-estadounidense
(1846-1848). En 1854, ascendió a general de brigada luchando contra los
revolucionarios que, mediante el Plan de Ayutla, habían acabado con el gobierno
de Antonio López de Santa Anna. El 17 de diciembre de 1857 se pronunció en la
ciudad de México en contra del gobierno liberal y resultó nombrado presidente
interino de la República el 22 de enero siguiente, con lo que comenzó la
denominada guerra de Reforma. Hubo de ser repuesto en el cargo por el general
Miguel Miramón en enero de 1859, después de que, dos meses antes, fuese
derrocado por el intento mediador del general Miguel María de Echegaray. El 2 de
febrero de ese año nombró sustituto en la presidencia a Miramón. Se rindió a los
triunfantes liberales en 1862, un año después de que éstos hubieran obtenido el
control de la ciudad de México. Aunque fue uno de los impulsores de la
intervención francesa en México, en 1864, con la llegada del emperador
Maximiliano I, se exilió en Cuba, de donde regresó tres años más tarde.
Falleció, en 1898, en la ciudad de México.[3]
1857 - 1861 Benito Juárez
1857 - 1857 Ignacio
Comonfort
Ignacio
Comonfort (1812-1863), militar y político mexicano, presidente de la República
(1855-1858). Nacido en Puebla, estudió en el colegio carolino de su ciudad
natal. Se sumó al movimiento que encabezó Antonio López de Santa Anna en 1832.
Enfrentado posteriormente a Santa Anna, cuya política repudió, fue comandante
militar del distrito de Izúcar de Matamoros, diputado al Congreso de la Unión y
ministro de Guerra y Marina con el presidente Juan Álvarez. En 1855, al
renunciar el general Juan Álvarez, fue nombrado presidente sustituto. Durante su
mandato, reprimió la revolución de 1856 en Puebla, nacionalizó los bienes de
manos muertas (Ley Lerdo) y promulgó una nueva Constitución. En 1857 un congreso
constituyente de mayoría liberal lo eligió presidente, pero un año más tarde,
tras un pronunciamiento militar, tuvo que abandonar el poder y se exilió en
Estados Unidos. En 1863, al producirse la invasión francesa, el presidente
Benito Juárez aceptó su ofrecimiento de regresar al país para ponerse al frente
del ejército del Centro pero fue derrotado por los franceses cerca de Puebla, lo
que obligó a Juárez a trasladar su gobierno a San Luis Potosí, donde nombró a
Comonfort general en jefe del ejército, para combatir a los invasores. Cayó en
una emboscada cerca de Chamacuero (Guanajuato) y murió de una lanzada que le
propinó el cabecilla Sebastián Aguirre.[3]
1855 - 1857 Ignacio
Comonfort
1855 - 1855 Juan Alvarez
Juan
Álvarez (1790-1867), militar y político mexicano, presidente de la República
(1855). Nació en Atoyac (Guerrero). Incorporado a la revolución insurgente desde
1810, tomó Acapulco a los españoles en 1824. Defendió la constitución de México
como república federal y combatió, tanto el autoritarismo monárquico de Agustín
de Iturbide, como el aristocrático de Anastasio Bustamante y de Antonio López de
Santa Anna. En 1850 fue elegido gobernador de Guerrero y en 1854 proclamó el
Plan de Ayutla, que pondría fin a la dictadura de Santa Anna. Elegido presidente
del país en 1855, renunció al cargo ese mismo año por problemas de salud. Empuñó
de nuevo las armas, junto al presidente Benito Juárez (1858-1871), ante la
intervención francesa de 1861. Su patriotismo y entereza le convirtieron en un
héroe muy querido por el pueblo. Murió en 1867 en La Providencia
(Guerrero).[3]
1855 - 1855 Rómulo Diaz de
la Vega
Rómulo
Díaz de la Vega (1804-1877), militar mexicano. Nacido en la ciudad de México,
ingresó en el Ejército a los 18 años, para acabar su formación militar en 1825
con el grado de subteniente del arma de Ingenieros. Combatió a los rebeldes
texanos y en 1836 participó en el asalto del fuerte de El Álamo. Luchó dos años
más tarde contra los franceses en la guerra de los Pasteles, y en 1842 otra vez
frente a los texanos. Ascendido a general, intervino en la Guerra
Mexicano-estadounidense: en las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma
(ambas disputadas en mayo de 1846) y en la de Cerro Gordo (abril de 1847), tras
la cual fue hecho prisionero por las tropas invasoras estadounidenses. Después
de ejercer distintas comandancias generales, desempeñó el gobierno del estado de
Yucatán (1853-1854) y recibió el ascenso a general de división de manos del
presidente Antonio López de Santa Anna a finales de 1854, por su lucha contra
las rebeliones mayas.
Al
frente del gobierno del Distrito Federal en 1855, un año más tarde participó en
una conspiración contra el presidente Ignacio Comonfort y sufrió el destierro.
Regresó de Estados Unidos en 1859 para intervenir del lado de las fuerzas
conservadoras en la guerra de Reforma. Hecho prisionero en 1860, fue excarcelado
tras la definitiva victoria liberal de Benito Juárez, contra quien conspiró al
año siguiente y volvió a prisión. Nuevamente en libertad, en 1863 integró la
Junta de Notables que adoptó la monarquía y eligió como emperador al archiduque
Maximiliano de Austria (Maximiliano I). Después de desempeñar algunos cargos
castrenses en el estado de Jalisco durante el Imperio, el nuevo gobierno
presidido por Juárez le confinó en 1867 en la ciudad de Puebla, donde falleció
diez años después.[3]
1855 - 1855 Martín Carrera
Martín
Carrera (1806-1871), militar y político mexicano, presidente interino de la
República (1855). Nacido en Puebla, era hijo de un coronel realista. Ingresó en
el Ejército colonial español muy joven, pero en 1821 pasó a formar parte de las
tropas mexicanas adheridas al independentista Plan de Iguala. Tomó parte en 1822
del sitio de San Juan de Ulúa. General de brigada en 1833 por su destacada
actuación en la toma de Guanajuato durante las luchas entre centralistas y
federalistas, se encargó a partir de entonces de tareas administrativas,
dirigiendo el Cuerpo de Artillería y siendo elegido senador en 1844, así como
nombrado consejero militar del gobierno.

Al estallar la Guerra
Mexicano-estadounidense en 1846, volvió al servicio activo para comandar las
fuerzas artilleras emplazadas en el valle de Anáhuac. El presidente Antonio
López de Santa Anna le concedió el grado de general de división en 1853. Se
opuso al Plan de Ayutla de 1854, pero cuando Santa Anna reconoció su derrota al
año siguiente y abandonó el poder, Carrera fue nombrado interinamente presidente
de la República el 15 de agosto de 1855. Renunció a la presidencia un mes más
tarde en favor de Rómulo Díaz de la Vega, a quien había puesto al mismo tiempo
al frente del gobierno de la capital, poco antes de que Juan Álvarez asumiera el
cargo.[3]
1853 - 1855 Antonio López
de Santa Anna
Antonio
López de Santa Anna (1794-1876), militar y político mexicano, presidente de la
República (1833-1855, con interrupciones), que dominó la política mexicana
durante un cuarto de siglo.
Primera
Etapa de su Vida
Nacido
el 21 de febrero de 1794 en Jalapa, en julio de 1810 ingresó en el Ejército
realista. Permaneció en sus filas hasta 1821, año en que se sumó al Plan de
Iguala o de las Tres Garantías, programa lanzado por Agustín de Iturbide
proclamando la independencia de México. A partir de ese momento se inició el
periodo de la historia mexicana conocido como “revoluciones de Santa Anna”,
caracterizado por las sucesivas adhesiones, enfrentamientos y revueltas, a favor
y en contra de distintos personajes, protagonizadas por Santa Anna (quien ya
tenía la graduación de general). Apoyó a Iturbide, convertido en emperador con
el nombre de Agustín I, pero pasó después a ser uno de los artífices de su
destronamiento, al proclamar el 2 de diciembre de 1822 la República y firmar con
Guadalupe Victoria el Plan de Casa Mata el 1 de febrero de 1823. Pese a
considerarse un declarado federalista, siempre ejerció el poder de forma
dictatorial y centralista. Durante muchos años su nombre estuvo ligado a las
conspiraciones y pronunciamientos que hicieron difícil la supervivencia de la
República.

En 1829 apoyó la presidencia del liberal Vicente Guerrero,
mientras él se hacía cargo del gobierno de Veracruz. Durante ese mismo año, hizo
frente, en las cercanías de la desembocadura del río Pánuco, al desembarco de
las fuerzas del general Isidro Barradas, que pretendían reconquistar México para
la Corona española. Santa Anna fijó su cuartel general en Tampico y, tras
diversos encuentros, consiguió que Barradas capitulara el 11 de septiembre.
Santa Anna se convirtió así en El Héroe de Tampico y fue declarado “Benemérito
de la Patria”.

En el Poder
Pese a
que se opuso al golpe protagonizado por el vicepresidente y general Anastasio
Bustamante, no pudo evitar el derrocamiento (1829) y la posterior ejecución
(1831) de Guerrero. Después de los sucesivos gobiernos de Bustamante
(1830-1832), Melchor Múzquiz (1832) y Manuel Gómez Pedraza (1832-1833), el 30 de
marzo de 1833 accedió por primera vez a la presidencia. Designó como
vicepresidente a Valentín Gómez Farías y, a partir de esa fecha, comenzó una
etapa de numerosas ausencias interesadas, y de nombramientos y destituciones de
presidentes y políticos, a todos los cuales manejaba a su antojo. Ello explica
que fuera presidente, y dejara de serlo, en hasta siete ocasiones.
En 1835,
Texas se rebeló y proclamó su independencia. Santa Anna emprendió una expedición
hacia el territorio texano y en febrero de 1836 llegó a San Antonio y tomó el
fuerte de El Álamo. No obstante, poco después fue derrotado y capturado por las
tropas de Samuel Houston en la batalla de San Jacinto. Así, Santa Anna se vio
obligado a firmar el tratado que concedió a Texas la independencia. Puesto en
libertad por el presidente estadounidense, Andrew Jackson, regresó a Veracruz,
donde en 1838 frustró el intento francés de tomar la ciudad, por lo que fue
nuevamente aclamado como un héroe. En 1841 ya había rechazado la Constitución
liberal de 1824 y se había autoproclamado presidente de México con poderes
dictatoriales. Intentó implantar la monarquía, resistió al levantamiento
popular, pero finalmente fue derrocado en 1845. Regresó a México en 1846, tras
haber acordado con el presidente de Estados Unidos, James Polk, que trabajaría
para poner fin a la Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848). Pero, por el
contrario, dirigió al Ejército mexicano durante los enfrentamientos contra las
fuerzas de Estados Unidos. Tras la caída de la ciudad de México, en 1847, huyó a
Jamaica. En 1853 fue llamado de nuevo y, una vez más, se proclamó dictador.
Durante su administración, más de 100.000 km2 de territorio mexicano fueron
vendidos a Estados Unidos. Derrocado en 1855, se exilió en el Caribe y sólo se
le permitió regresar a México en 1874. Falleció el 20 de junio de 1876, sin
recursos, en la capital.[3]
1853 - 1853 Manuel María
Lombardini
Manuel
María Lombardini (1802-1853), militar y político mexicano, presidente interino
de la República (1853). Entró a servir en la Compañía de Patriotas de Tacubaya
el 1 de agosto de 1814. Combatió en la Guerra Mexicano-estadounidense y resultó
herido en la batalla de la Angostura (22 de febrero de 1847). Cuando Juan
Bautista Ceballos, encargado del mando supremo de la República, rehusó a seguir
en funciones, se procedió a la elección de su sucesor y Lombardini fue nombrado
por mayoría de votos. Estuvo al frente del poder ejecutivo del 8 de febrero de
1853 al 20 de abril del mismo año, en que entregó el cargo al general Antonio
López de Santa Anna. Al morir en la ciudad de México, ese mismo año, era jefe
del Estado Mayor del Ejército y comandante general del Distrito.[3]
1853 - 1853 Juan Bautista
Ceballos
1851 - 1853 Mariano Arista
1848 - 1851 José Joaquín
de Herrera
1848 - 1848 Manuel de la
Peña y Peña
1847 - 1848 Pedro María
Anaya
1847 - 1847 Manuel de la
Peña y Peña
1847 - 1847 Antonio López
de Santa Anna
1847 - 1847 Pedro María
Anaya
1847 - 1847 Antonio López
de Santa Anna
1846 - 1847 Valentín Gómez
Farías
1846 - 1846 José Mariano
Salas
1846 - 1846 Nicolás Bravo
1845 - 1846 Mariano
Paredes y Arrillaga
1844 - 1845 José Joaquín
de Herrera
1844 - 1844 José Joaquín
de Herrera
1844 - 1844 Antonio López
de Santa Anna
1844 - 1844 Valentín
Canalizo
1843 - 1844 Valentín
Canalizo
1843 - 1843 Antonio López
de Santa Anna
1842 - 1843 Nicolás Bravo
1841 - 1842 Antonio López
de Santa Anna
1841 - 1841 Francisco
Javier Echeverría
1839 - 1841 Anastasio
Bustamante
1839 - 1839 Nicolás Bravo
1839 - 1839 Antonio López
de Santa Anna
1837 - 1839 Anastasio
Bustamante
1836 - 1837 José Justo
Corro
1835 - 1836 Miguel
Barragán
1834 - 1835 Antonio López
de Santa Anna
1833 - 1834 Valentín Gómez
Farías
1833 - 1833 Antonio López
de Santa Anna
1833 - 1833 Valentín Gómez
Farías
1833 - 1833 Antonio López
de Santa Anna
1833 - 1833 Valentín Gómez
Farías
1833 - 1833 Antonio López
de Santa Anna
1833 - 1833 Valentín Gómez
Farías
1832 - 1833 Manuel Gómez
Pedraza
1832 - 1832 Melchor
Múzquiz
1830 - 1832 Anastasio
Bustamante
1829 - 1829 Lucas Alamán
1829 - 1829 Luis Quintanar
1829 - 1829 José María
Bocanegra
1829 - 1829 Vicente
Guerrero
1829 - 1829 Pedro Vélez
1824 - 1829 Guadalupe
Victoria
1824 - 1824 Nicolás Bravo
1824 - 1824 Guadalupe
Victoria
1824 - 1824 Vicente
Guerrero
1824 - 1824 Nicolás Bravo
1824 - 1824 Vicente
Guerrero
1824 - 1824 Guadalupe
Victoria
1824 - 1824 Vicente
Guerrero
1824 - 1824 Nicolás Bravo
1824 - 1824 Miguel
Domínguez
1824 - 1824 Vicente
Guerrero
1824 - 1824 Miguel
Domínguez
1824 - 1824 Miguel
Domínguez
1823 - 1824 Vicente
Guerrero
1823 - 1824 Miguel
Domínguez
1823 - 1824 Mariano
Michelena
1823 - 1823 Pedro
Celestino Negrete
1823 - 1823 Pedro
Celestino Negrete
1823 - 1823 Mariano
Michelena
1823 - 1823 Nicolás Bravo
1823 - 1823 Mariano
Michelena
1823 - 1823 Miguel
Domínguez
1822 - 1823 Agustín de
Iturbide
1822 - 1822 Agustín de
Iturbide
1821 - 1822 Agustín de
Iturbide

La Nueva España

1821 - 1821 Juan O´Donojú,
Jefe Político Superior de la Nueva España
1821 - 1821 Francisco
Novella
1816 - 1821 Juan Ruiz de
Apodaca, Conde del Venadito
1813 - 1816 Félix María
Calleja del Rey
1810 - 1813 Francisco
Javier Venegas
1810 - 1810 Pedro Catani
1809 - 1810 Francisco
Javier de Lizana y Beaumont, Arzobispo de México
1808 - 1809 Pedro de
Garibay
1803 - 1808 José de
Iturrigaray
1800 - 1803 Berenguer de
Marquina
1798 - 1800 Miguel José de
Azanza
1794 - 1798 Miguel de la
Grúa Talamanca, Marqués de Branciforte
1789 - 1794 Juan Vicente
Güemes Pacheco y Padilla, Conde de Revillagigedo
1787 - 1789 Manuel Antonio
Flores Maldonado Martín de Angulo y Bodquín
1787 - 1787 Alonso Núñez
de Haro y Peralta, Arzobispo de México
1786 - 1787 Eusebio
Ventura Beleña
1785 - 1786 Bernardo de
Gálvez, Conde de Gálvez
1784 - 1785 Vicente
Herrera
1783 - 1784 Matías de
Gálvez y Gallardo
1779 - 1783 Martín de
Mayorga
1779 - 1779 Francisco Roma
y Rosell
1771 - 1779 Antonio de
María de Bucareli y Ursúa
1766 - 1771 Carlos
Francisco de CroSeptiembre, Marqués de CroSeptiembre
1760 - 1766 Joaquín de
Montserrat, Marqués de Cruillas
1760 - 1760 Francisco
Cajigal de la Vega
1760 - 1760 Francisco
Antonio de Echávarri
1755 - 1760 Agustín
Ahumada y Villalón, Marqués de las Amarillas
1746 - 1755 Francisco de
Güemes y Horcasitas, Conde de Revillagigedo
1742 - 1746 Pedro Cebrián
y Agustín, Conde de Fuenclara
1741 - 1742 Pedro Malo de
Villavicencio
1740 - 1741 Pedro de
Castro Figueroa y Salazar, Duque de la Conquista
1734 - 1740 Juan Antonio
de Vizarrón y Eguiarreta, Arzobispo de México
1722 - 1734 Juan de Acuña,
Marqués de Casafuerte
1716 - 1722 Baltazar de
Zúñiga Guzmán Sotomayor y Mendoza, Marqués de Valero
1710 - 1716 Fernando de
Alencastre Noroña y Silva, Duque de Linares
1702 - 1710 Francisco
Fernández de la Cueva Enríquez, Duque de Alburquerque
1701 - 1702 Juan de Ortega
y Montañés, Arzobispo de México
1696 - 1701 José Sarmiento
Valladares, Conde Moctezuma y Tula
1696 - 1696 Juan de Ortega
y Montañés, Obispo de Michoacán
1688 - 1696 Gaspar de la
Cerda Sandoval Silva y Mendoza, Conde de Galve
1686 - 1688 Melchor
Portocarrero Lasso de la Vega, Conde de Monclova
1680 - 1686 Tomás Antonio
de la Cerda y Aragón, Marqués de la Laguna
1673 - 1680 Fray Payo
Enríquez de Rivera, Arzobispo de México
1673 - 1673 Pedro Nuño
Colón de Portugal y Castro, Duque de Veragua
1664 - 1673 Antonio
Sebastián de Toledo Molina y Salazar, Marqués de Mancera
1664 - 1664 Diego Osorio
de Escobar y Llamas, Obispo de Puebla
1660 - 1664 Juan de Leyva
y de la Cerda, Conde de Baños
1653 - 1660 Francisco
Fernández de la Cueva, Duque de Albuquerque
1650 - 1653 Luis Enríquez
de Guzmán, Conde de Alba de Liste
1649 - 1650 Matías de
Peralta
1648 - 1649 Marcos Torres
y Rueda, Obispo de Yucatán
1642 - 1648 García
Sarmiento de Sotomayor, Conde de Salvatierra
1642 - 1642 Juan de
Palafox y Mendoza, Obispo de Puebla
1640 - 1642 Diego López
Pacheco, Marqués de Villena y Duque de Escalona
1635 - 1640 Lope Diéz de
Armendáriz, Marqués de Cadereyta
1624 - 1635 Rodrigo
Pacheco y Ososrio, Marqués de Cerralvo
1621 - 1624 Diego Carrillo
de Mendoza y Pimentel, Marqués de Gelves
1621 - 1624 Paz de
Valecillo
1612 - 1621 Diego
Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar
1612 - 1612 Pedro Otálora
1611 - 1612 Fray García
Guerra, Arzobispo de México
1607 - 1611 Luis de
Velasco, el mozo, Marqués de Salinas
1603 - 1607 Juan de
Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros
1595 - 1603 Gaspar de
Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey
1590 - 1595 Luis de
Velasco, el mozo, Marqués de Salinas
1585 - 1590 Alvaro
Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique
1584 - 1585 Pedro Moya de
Contreras, Arzobispo de México
1583 - 1584 Luis de
Villanueva y Zapata
1580 - 1583 Lorenzo Suárez
de Mendoza, Conde de la Coruña
(1518-1583), militar y administrador colonial español,
virrey de Nueva España (1580-1583). Tras una larga e importante carrera
castrense, que le llevó a participar en algunos de los principales conflictos
europeos, y aun norteafricanos, del lado del emperador Carlos V (monarca español
como Carlos I) y de su hijo, el rey Felipe II, éste le nombró en 1580 virrey de
Nueva España como sucesor de Martín Enríquez de Almansa. Contó con la
colaboración del arzobispo de México Pedro Moya, designado visitador al objeto
de ofrecerle su ayuda, para proceder a la corrección de las corruptelas
administrativas. Falleció en la ciudad de México tres años después de su
nombramiento y resultó sucedido interinamente por Moya.[3]
1568 - 1580 Martín
Enríquez de Almanza
La
primera preocupación de Martín Enríquez de Almanza como virrey de la Nueva
España, fue la de combatir a los piratas ingleses que amagaban las costas del
golfo de México y el puerto de Veracruz.

También intervino en las agrias
disputas que existían entre los obispos y las órdenes religiosas, en virtud de
que, acatando las disposiciones reales, se obligó a los frailes a dejar en manos
de sacerdotes seculares la adminstración de las parroquias, ordenándose el
repliegue de los hermanos a sus conventos, a lo cual se negaron a obedecer
pretextando el trabajo desarrollado entre los indios y la protección que se
brindaba a los pobres. Con gran tacto, el virrey Enríquez consiguió que los
religiosos se sujetaran a la obediencia.

Durante la época de su gobierno,
se estableció en México el tribunal de la Inquisición que inauguró sus
actividades persiguiendo a judaizantes y protestantes, y celebrando los primeros
“autos de fe” en 1574, donde fueron quemados vivos varios herejes. El virrey
tenía la obligación de asistir a estas celebraciones.

Enríquez cuidó
especialmente de los indios, primero al atenderlos y tratar de aliviar sus males
cuando fueron víctimas de una terrible epidemia y luego, al organizar su trabajo
remunerado, obligando a los españoles a pagarles un jornal justo.

Los
muchos méritos que Martín Enríquez de Almanza alcanzó como virrey en la Nueva
España, le hicieron ser merecedor de que el rey Felipe II lo trasladara como
recompensa, al Perú.
[2]
1568 - 1568 Francisco
Ceinos
1567 - 1568 Alonso de
Muñoz
1566 - 1567 Gastón de
Peralta, Marqués de Falces
Al morir
el virrey Luis de Velasco, se descubrió en México una conspiración en la que
estaban implicados algunos personajes como los hijos —de nombre Martín los dos—
de Hernán Cortés: uno de ellos nacido de su esposa y el otro de doña Marina—,
conspiración que, se decía, tenía por objeto independizar a la Nueva España y
colocar a la cabeza de ella, como soberanos, a los descendientes del
conquistador. Los conspiradores, que habían sido puestos en prisión, habían sido
hallados culpables y condenados a muerte.
Varias
de las sentencias se habían ejecutado, cuando tomó posesión del virreinato don
Gastón de Peralta, marqués de Falces, quien con su carácter conciliador y noble,
ordenó suspender la pena de muerte dictada contra uno de los hijos de Cortés, a
quien resolvió enviar a España para que fuera juzgado allá.
Los
miembros de la Audiencia, indignados por el recto proceder del marqués de
Falces, decidieron derribarlo, escribiendo directamente al rey para calumniarlo
por lo que llamó a don Gastón de Peralta para que explicara su proceder. Por
ello sólo gobernó poco más de un año.
En su
lugar quedó al frente del virreinato el “juez pesquisidor” Alonso de Muñoz,
enviado de España para averiguar lo relativo a la conspiración. Su gobierno se
caracterizó por el cotidiano derramamiento de sangre, pues Muñoz ejecutó a todo
aquel que se mostraba contrario a él, acusándolo de ser uno de los
conspiradores. Enterado el rey Felipe II del cruel comportamiento de Muñoz, lo
mandó retirar diciéndole “que lo había mandado a gobernar y no a destruir”.
[2]
1564 - 1566 Francisco
Ceinos
1550 - 1564 Luis de
Velasco, Conde de Santiago
El
segundo virrey, no desmereció la obra de su antecesor. Hombre honrado y de gran
moralidad, don Luis de Velasco, continuó con el buen gobierno novohispano dando
énfasis al trato y cuidado de los indios, a los que protegió, estableciendo para
ello un gobierno verdaderamente paternal.
Comenzó
eximiéndolos del rudo trabajo en las minas, exentándolos de los tributos más
onerosos y culminó su benéfica obra al decretar la libertad de todos los que
hasta ese momento eran esclavos de los españoles, declarando que “era más
importante la libertad de los indios que todas las riquezas del mundo”. Por
supuesto, los dueños de esclavos y quienes se aprovechaban de su trabajo,
protestaron y reclamaron, pero el virrey se mantuvo firme en la defensa de la
dignidad y de los derechos de los indios como personas.
Luis de
Velasco inauguró la Real y Pontificia Universidad de México; estableció el
tribunal ambulante de la Santa Hermandad para proteger los caminos, mediante el
recurso de colgar a los asaltantes in situ. Bajo su auspicio, la minería
novohispana creció enormemente a pesar de que ya no había esclavos, puesto que
en su tiempo se descubrió el procedimiento de amalgamación, que permitía extraer
la plata más fácilmente. Velasco promovió expediciones hacia la península de La
Florida, la que intentó colonizar, pero la muerte le impidió ver culminado su
proyecto.
En
efecto, el virrey Luis de Velasco murió el 31 de julio de 1564. Vivía, según se
dijo, en la extrema pobreza, cargado además de deudas. Fue sepultado en el
convento de Santo Domingo de la ciudad de México, y el día de su entierro, la
gente lloraba y con tristeza lo llamaban “el padre de la Patria”.
[2]
1535 - 1550 Antonio de
Mendoza, Conde de Tendilla
La Nueva
España vivió un largo y desolador período de anarquía y de terror mientras
estuvo gobernada por los jueces que sometieron a juicio de residencia a Hernán
Cortés. La situación empeoró cuando el rey de España, Carlos I, autorizó que una
audiencia, encabezada por Nuño Beltrán de Guzmán, gobernara la Nueva España, la
cual cometió terribles excesos contra la población. A la segunda audiencia no le
fue mejor, aunque logró solucionar los problemas de abuso de poder y corrupción.


El emperador comprendió entonces que necesitaba, para el buen gobierno
de la Nueva España, hacer sentir su presencia real y el poder de su majestad,
por lo que dispuso la institución del virreinato, forma de gobierno que estaría
a cargo de un “virrey”, personaje que representaba al rey, que era “su otro yo”,
y qué como si fuera el propio soberano, haría posible que se cumpliera la
obligación divina que los reyes de España tenían impuesta conforme a su
tradición: “mantener en justicia al pueblo”.

El primer virrey fue Antonio
de Mendoza, hombre culto, moderado, honesto y con mucho sentido común. Sus
méritos anteriores en servicio del rey lo hacían altamente recomendable para
ocupar el cargo y viajó a América con instrucciones precisas: debía velar por el
culto católico, mantener la inmunidad religiosa, respetar a los obispos y
sacerdotes, atender a la conversión de los indios, repartir la tierra entre los
conquistadores, cuidar el trato que los indios recibían en las encomiendas,
además de ejecutar todas aquellas cosas que considerase necesario para el
bienestar del reino.

Mendoza cumplió con creces. Además apoyó al obispo
de México, fray Juan de Zumárraga, en sus peticiones para traer a la Nueva
España la primera imprenta del continente, además de que contribuyó con su
influencia a la apertura de la Universidad; fundó la casa de moneda y apoyó la
creación del colegio de la Santa Cruz en Tlaltelolco, para indios
caciques.

El virrey Mendoza también se preocupó por la expansión
geográfica de la Nueva España y alentó la realización de expediciones hacia el
mar del Sur, como se llamaba entonces el océano Pacífico. Tras quince años de
servicios distinguidos como virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza fue
premiado por su monarca, al ser promovido al virreinato del Perú, en aquellos
tiempo mucho más rico que el de México.
[2]
1530 - 1535 Sebastián
Ramírez de Fuenleal
1528 - 1530 Nuño Beltrán
de Guzmán
1527 - 1528 Alonso de
Estrada
1527 - 1527 Alonso de
Estrada
1527 - 1527 Gonzalo de
Sandoval
1526 - 1527 Marcos de
Aguilar
1526 - 1526 Rodrigo de
Albornoz
1526 - 1526 Alonso de
Estrada
1526 - 1526 Luis Ponce de
León
1526 - 1526 Hernán Cortés
1524 - 1526 Gonzalo de
Sandoval
1524 - 1526 Pedro Almíndez
Chirinos
1524 - 1524 Alonso de
Estrada
1524 - 1524 Rodrigo de
Albornoz
1524 - 1524 Alfonso Zuazo
1522 - 1524 Hernán Cortés
1521 - 1522 Hernán Cortés
1521 - 1521 Cristóbal de
Tapia
1521 - 1521 Hernán Cortés
Una vez
consumada la conquista en 1521, Hernán Cortés ejerció el poder del nuevo reino.
El rey de España premió sus hazañas nombrándolo Gobernador, Capitán General y
Justicia Mayor e inició su gobierno con una decisión política que trascendió la
historia: decidió fundar la capital de la Nueva España, sobre las ruinas de la
legendaria Tenochtitlan, para evitar que el islote se convirtiera en un bastión
moral de resistencia indígena.

Como gobernante, Cortés alentó el
desarrollo económico de la Nueva España. Mandó traer animales tanto de carga
como para establecer las primeras ganaderías, además de que ordenó la cría de
porcinos como una alternativa alimenticia. Fomentó la agricultura, con la
importación de cereales y de caña de azúcar y promovió la creación de pequeñas
industrias como las herrerías y carpinterías. Preocupado por la evangelización y
la propagación de la fe cristiana, Cortés pidió a Carlos V enviara religiosos a
la Nueva España y en respuesta a sus súplicas, llegaron a México los doce
franciscanos que, encabezados por Fray Martín de Valencia, se unieron a los tres
primeros que ya estaban aquí. Cuando Cortés fue a recibirlos, los indios se
maravillaron al ver al férreo conquistador, que lucía su brillante armadura,
arrodillarse frente a los misioneros, que solo vestían un mísero
sayal.

Deseoso de castigar a unos españoles sublevados, Cortés emprendió
la desastrosa expedición a Las Hibueras (Honduras), en la América Central. Ante
el temor de una revuelta indígena ordenó la ejecución de Cuauhtémoc. De vuelta a
la capital novohispana, se encontró con la noticia de que Carlos V lo había
destituido para someterlo a juicio de residencia.

Nunca más volvería a
gobernar la Nueva España, el reino que él conquistó. Como compensación, el
monarca le concedió un título nobiliario: Marqués del Valle de Oaxaca. [2]

México - Tenochtitlan

1521 - 1521 Cuauhtémoc
(Águila que cae)
Encabezó
la defensa de Tenochtilan frente a los españoles. Gobernó del 25 de enero al 13
de agosto de 1521, fecha esta última en que cayó la capital del imperio en manos
de los conquistadores y el emperador fue hecho prisionero. Una vez aprehendido,
frente a Cortés dijo: “He hecho lo que estaba obligado hacer en defensa de mi
ciudad y vasallos y no puedo más. Vengo por fuerza y preso ante tu persona y
poder, toma luego ese puñal que tienes en el cinto y mátame”. Cortés le perdonó
la vida y lo tuvo cautivo durante cuatro años, tiempo en el que fue torturado
quemándole los pies para obligarlo a confesar dónde se encontraba el tesoro de
los aztecas que no existía. Cuando Cortés marchó hacia Las Hibueras (Honduras)
se llevó a Cuauhtémoc y en el camino decidió ejecutarlo. Murió ahorcado el 28 de
febrero de 1525.

[2]
Cuauhtémoc (1502?-1525), último rey azteca de México,
sobrino del emperador Moctezuma II. Cuauhtémoc encabezó la oposición a la
decisión de Moctezuma de ceder a las presiones de los invasores españoles.
Organizó el ataque, conocido como la Noche Triste, que expulsó al español Hernán
Cortés de Tenochtitlán, la capital azteca (actual ciudad de México), el 30 de
junio de 1520. Tras la muerte de Cuitláhuac, fue elegido rey de los aztecas y
logró defender la capital durante la primavera y el verano de 1521. Cuando
finalmente fue capturado, se negó a revelar la localización de los tesoros
aztecas. Tomado como rehén por Cortés en su marcha hacia Honduras, fue torturado
y finalmente ajusticiado por los españoles.
[3]
1520 - 1520 Cuitláhuac
(Excremento seco)
Ocupó el
poder a la muerte de Moctezuma. Era señor de Iztapalapa y había comandado a los
aztecas durante la batalla de la “Noche triste” en la cual derrotaron a los
españoles haciéndolos huir de Tenochtitlan. Gobernó del 7 de septiembre al 25 de
noviembre de 1520 y murió en el poder víctima de la viruela, enfermedad traída
por los españoles.
1502 - 1520 Moctezuma
Xocoyotzin (Señor joven y respetable)
Durante su
juventud era conocido como un hombre humilde, servicial y disciplinado. Sin
embargo, el poder lo transformó. La humildad dejó su lugar a la soberbia y con
su bien ganada fama de valiente guerrero y buen sacerdote, gobernó sin límites.
El nuevo rey sometió a sus enemigos, trató con dureza a los pueblos vasallos
exigiendo tributos y cautivos para los sacrificios humanos y extendió los
límites del imperio. La tradicional austeridad y moderación de los anteriores
tlatoanis desapareció. El emperador se hacía trasladar en andas acompañado de un
ostentoso cortejo; obligó a su pueblo a bajar la mirada ante su presencia y
ordenó la edificación de un magno palacio que impresionó al propio Hernán
Cortés. Cuentan las crónicas que el emperador fue testigo de una serie de
presagios funestos que le anunciaron la llegada de los españoles y la guerra de
conquista. Entre ellos había visto un cometa atravesando el firmamento; un
súbito incendio en la llamada casa de Huitzilopochtli; un rayo que atravesó un
templo sin escucharse el trueno; las aguas del lago hirviendo a temperaturas
nunca vistas, la captura de una extraña ave, o el escalofriante lamento de una
mujer por sus hijos que se escuchaba por las noches en la ciudad. En noviembre
de 1519, Moctezuma recibió a Hernán Cortés. El emperador azteca alojó a los
españoles en el palacio de su padre Axayácatl y aunque aceptó ser vasallo del
rey de España, ante la urgencia de salir de Tenochtitlan para combatir un
levantamiento, Cortés lo tomó prisionero. Cuitláhuac y otros guerreros se
rebelaron. A su regreso Cortés presentó a Moctezuma ante su pueblo con la
intención de calmar a los rebeldes pero fue apedreado y cayó muerto. Estaba por
iniciar la guerra de conquista.
[2]
1486 -
1502
Ahuízotl (Perro de agua)
Con la
muerte de Tizoc, subió al trono Ahuízotl apoyado plenamente por Tlacaelel.
Fueron los años de mayor esplendor del imperio azteca. Según refieren las
crónicas, Ahuízotl era enérgico, feroz y sanguinario, valiente y temerario. Le
correspondió concluir la última etapa del templo mayor de Tenochtitlan. Para
honrar a Huitzilopochtli en tan importante ocasión, Ahuízotl ordenó el sacrifico
de miles de prisioneros —hasta ochenta mil, dicen las crónicas—. Una inundación
propiciada por su necedad, al ordenar que abrieran paso a las aguas que
provenían de Coyoacán, determinó su muerte al golpearse la cabeza. [2]
1481 - 1486 Tizoc (Pierna enferma)
Gobernó
sólo cuatro años, porque nunca contó con el apoyo de los señores de Tenochtitlan
y mucho menos con el consejo de Tlacaélel que rechazó su designación. Contrario
a la vocación guerrera de los anteriores tlatoanis, propuso hacer la paz con los
huejotzingas, enemigos tradicionales de los aztecas, lo cual le mereció el
repudio de su propio pueblo. Su fracaso al intentar conquistar las tierras
mixtecas y zapotecas en la región de Oaxaca determinaron su caída. Una conjura
encabezada por Tlacaelel y otros señores importantes terminó con su muerte.
[2]
1469 -
1481
Axayácatl (Cara de agua)
Llegó al
trono, no sólo por ser hijo de Moctezuma I, sino por recomendación de
Nezahualcóyotl. Con la conquista de Tlatelolco, Axayácatl consolidó y unificó el
poderío de Tenochtitlan en la región lacustre. Las conquistas aztecas fueron
frenadas por los tarascos y purépechas. Nunca pudieron tomar la región de
Michoacán. Bajo su gobierno fue esculpida la piedra del sol, mejor conocida como
calendario azteca. Al parecer, Axayácatl murió muy joven, tras haber gobernado
tan solo poco más de diez años. [2]
1440 -
1468
Moctezuma Iilhuicamina (El flechador del cielo)
Moctezuma Ilhuicamina llegó al trono por sus méritos como guerrero
alcanzados durante la guerra con Azcapotzalco. Para cumplir con las normas
religiosas, particularmente con los sacrificios humanos, pactó con Tlaxcala y
Huejotzingo las llamadas “guerras floridas”, en las que cada veinte días, los
ejércitos aztecas y tlaxcaltecas se enfrentaban en un combate singular cuyo
objetivo era la captura de prisioneros vivos. Dos obras públicas de gran
importancia fueron desarrolladas durante su reinado: el acueducto de Chapultepec
y la albarrada de Netzahualcóyotl –diseñada por el rey poeta- para separar el
agua dulce del agua salada del lago de Texcoco. Los dominios del imperio se
extendieron hasta las actuales regiones de Puebla, Veracruz, Morelos, Guerrero y
Oaxaca.
[2]
1427 -
1440
Izcóatl (Serpiente de pedernal)
Izcóatl
fue el gran vencedor de Azcapotzalco. Para lograrlo se acercó a dos pueblos
también subyugados: Tacuba y Texcoco y con ellos organizó la Triple Alianza.
Además, tuvo como consejero a Tlacaélel, hombre que se haría célebre pues se
convertiría en “el poder detrás del trono” durante su gobierno y el de los
futuros tlatoanis. Izcóatl encabezó la guerra contra Azcapotzalco y mató
personalmente a Maxtla. A partir de entonces, Tenochtitlan se transformó en una
ciudad imperial y comenzaron las conquistas para extender el territorio.
Comenzaron sus conquistas y lograron dominar a Coyoacan, Xochimilco, Tlahuac y
Mixquic. Durante su gobierno se construyó la primera calzada importante de la
ciudad, Tacuba que unía a la isla con tierra firme. [2]
1415
- 1426
Chimalpopoca (Escudo que humea)
Alcanzó
el trono de Tenochtitlan por ser nieto de Tezozomoc y bajo su protección intentó
construir un acueducto desde Chapultepec para dotar de agua potable a la ciudad
de México, pero no lo pudo llevar acabo porque los señores de Azcapotzalco se
opusieron. Al morir su abuelo, Chimalpopoca enfrentó el acoso de sus enemigos.
Dio asilo político a Nezahualcóyotl, príncipe de Texcoco y participó en una
conjura contra Maxtla, nuevo señor de Azcapotzalco acusado de usurpar el trono
de Tezozomoc. La conspiración falló y Maxtla lo aprehendió. Dos versiones
existen sobre el final de Chimalpopoca: que fue ejecutado por órdenes de Maxtla
o que se quitó la vida.
[2]
1391
- 1415
Huitzilíhuitl (Pluma de colibrí)
Decían
que su corazón era “noble, apacible y de buenas costumbres. Huitzilíhuitl sabía
que para mantener la paz en la región eran necesarias las alianzas por lo que
decidió contraer matrimonio con la hija de Tezozomoc, el señor de Azcapotzalco.
Esto trajo un beneficio inmediato: la reducción de tributos. Durante el reinado
de Huitzilíhuitl los aztecas realizaron varias conquistas a favor de
Azcapotzalco y ayudaron a consolidar su poder. Durante este periodo los aztecas
comenzaron a desarrollar su gusto por la guerra. [2]
1367 - 1387 Acamapichtli (El que empuña la caña)
La
elección del primer tlatoani recayó en el señor de Culhuacan, pues entre los
aztecas no existía linaje real. Frente a la amenaza constante de los señores de
Azcapotzalco, Acamapichtli ordenó la fortificación de Tenochtitlan. La ciudad
además se dividió en los cuatro barrios tradicionales. Lejos se encontraban los
aztecas de convertirse en imperio y durante el reinado de Acamapichtli, como un
tributo obligatorio, buena parte de sus recursos fueron a parar al señorío de
Atzcapotzalco.
[2]
1325 - 1363 Tenoch (Tuna de piedra)
Tenoch
fue el sacerdote-caudillo y jefe militar que condujo a los mexicas en la última
etapa de su peregrinación, cuando ya se encontraban en el valle de México. Según
señalan las crónicas bajo su liderazgo los aztecas encontraron la señal
establecida por el dios Huitzilopochtli para fundar la ciudad: un águila posada
sobre un nopal devorando a una serpiente, lo cual ocurrió en 1325. Así comenzó a
edificarse la ciudad de México-Tenochtitlan.[2]

Fuentes:
[1]     Presidencia de la República. "Felipe Calderón Semblanza"
(Documento Web) 2006.
http://www.presidencia.gob.mx/felipecalderon/index.htm
04 de diciembre de 2006.
[2]     Presidencia de la República. "Gobernantes" (Documento Web)
2006.
http://www.presidencia.gob.mx/mexico/gobernantes/
29 de julio de 2006.
[3]     Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004
Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
[4]     Wikipedia la Enciclopedia Libre.