ACADEMIA DE 14 AGOSTO DE 2012

ACADEMIA DE  14 AGOSTO DE 2012
TURNO VESPERTINO

jueves, 18 de abril de 2019

Falsa economía y la 4T
L
a atención eficaz de los intereses legítimos de la gran mayoría de los mexicanos, y de sus ideales humanos y sociales, exige una revisión radical de conceptos, muy pobres y engañosos, dominantes en las discusiones públicas, en primerísimo lugar los que se refieren al tema dominante: la economía. La satisfacción de las necesidades de los pueblos entraña romper los moldes de pensamiento económico elemental impuestos por los intereses del capital en la opinión común.
A partir de conceptos vagos, los defensores del sistema económico que domina hoy al mundo califican como progresista la continuación del capitalismo, un sistema de explotación y enajenación, originado hace mucho tiempo, y de funestos resultados en términos de los valores humanos esenciales; y tachan como conservadoras a las políticas que pretenden la liberación, así sea parcial, respecto de ese sistema: apoyos a los sectores desprotegidos y marginados, reconocimiento y defensa del patrimonio nacional, formas de organización social y de producción comunitarias, como ejemplo de acciones que sin más se descalifican como populistas.
Para el soporte y desarrollo de estas concepciones cuentan con una disciplina científica, llamada economía, o teoría económica; no me refiero a una escuela o corriente de pensamiento en particular, sino a todas las corrientes de pensamiento que hoy se autodenominan como ciencia económica, se enseñan en escuelas, facultades y centros, y son el espacio laboral, profesional, de los economistas. Se sustenta en la idea de que hay una realidad económica que se puede aislar de los procesos políticos, sociales, culturales y de la historia, y estudiarse como un objeto aparte; esto es, que puede ser estudiada y explicada por una disciplina especializada y autónoma.
Para los capitalistas y sus servidores, esta ciencia –nacida a mediados del siglo XIX como resultado de la parcelación que el positivismo hizo de los conocimientos de lo social, y de la separación de estos conocimientos respecto de las humanidades (la filosofía, la historia)– pretende ser la guía máxima de las decisiones gubernamentales y políticas: es la economía, estúpido, dijo el presidente Clinton a quien según él no entendía la realidad, y hoy en día lo repiten políticos y gobernantes de todas partes del mundo y de todos los colores de la paleta política. Pero esa disciplina no sólo es incapaz de sustentar decisiones racionales, es incapaz de explicar la realidad e incluso incapaz de simplemente describirla con seriedad, de acuerdo incluso con los estándares mínimos de la academia convencional.
A lo largo de la historia de la humanidad, se ha sostenido que la ciencia es creada para explicar la realidad, pero esa disciplina que se enseña con nombre de economía, y se consagra como la razón última de la política, lo que hace es precisamente ocultar la realidad. Tan es así, que ahora los mismos economistas(de todos los colores) han tenido que inventar un término curioso la economía real, para conservar el término llano de economía para lo otro, lo que es… ¿irreal?
En efecto, lo otro, la economía que no es la economía real, es real, pero falsa economía, es más, es mentirosa y bien merece el calificativo de funesta, que hace tiempo le asestó (aunque por otras razones, ignominiosas) el historiador Thomas Carlyle (dismal, fue el término usado por él; otros significados de esa palabra inglesa son triste, lúgubre, sombría, tétrica, pésima, deprimente, tenebrosa, desalentadora, todos útiles para el caso). Ocultar la realidad, es la función de la economía, tal como la entienden hoy los economistas, es la función de esa economía no real, real manojo de técnicas que no pasan de ser mera crematística.
Habrá quienes juzguen los renglones anteriores como una diatriba injustificada y fuera de lugar; se trata, dirán, de un lenguaje ajeno a la ciencia, y habrá algún amigo economista que me retire el saludo. Pero la denuncia es indispensable pues muchos crímenes de lesa humanidad se han sustentado en esta ideología. Un caso fue la dictadura pinochetista, generadora de miles de asesinatos. Los militares chilenos fueron azuzados, asesorados y pretendidamente legitimados por los economistas de la escuela de Chicago, padres de la visión extrema de la economía científica libre de juicios de valor.
En el pasado inmediato, en nuestro país, esa ideología también ha contribuido a la generación de acciones criminales. El gobierno de Peña Nieto pretendió imponer el proyecto de las zonas económicas especiales con toda la fuerza posible, incluso militar. El proyecto, aún vivo, está sustentado en esa ideología económica, y para hacerlo efectivo los indios insumisos deberían ser sometidos; los asesinatos de Nochistlán fueron una consecuencia de ello.
El entramado social no puede ser entendido más que con la concurrencia integrada de los diversos campos del conocimiento social, debidamente sustentados en sus disciplinas madre, la historia y la filosofía (que por supuesto comprende la ética). Acudamos al sabio concepto que hace más de 2 mil 300 años propuso Aristóteles: la economía como la administración prudente de la casa. Esta es la perspectiva que exige la regeneración del país, la cual no será posible sin la crítica radical y el abandono definitivo de esa ciencia económica no real, mero arte de hacer dinero, acerca del cual el propio estagirita advirtiera es cosa vana, que no debe confundirse con la verdadera riqueza. Urge, pues, desarrollar el concepto de prudencia en la administración de la casa.

domingo, 24 de marzo de 2019

Bonapartismo educativo
A
l inicio de su memorable 18 Brumario de Luis Bonaparte, Marx afirmaba, a propósito de Hegel, que los grandes hechos y personajes de la historia acontecían dos veces. Una vez como gran tragedia y otra como lamentable farsa. Lo dicho por el pensador bien podría ser la síntesis histórica del devenir educativo nacional en los últimos tiempos con sus respectivas reformas. En un lapso de seis años hemos pasado de una gran tragedia educativa (reforma educativa 2013) a algo que para ciertos sectores del magisterio organizado y colectivos educativos se presenta como una lamentable farsa (el proyecto educativo lopezobradorista). Y no es para menos, ya que de aquellas declaraciones morenistas que sentenciaban no dejar ni una comade la mal llamada reforma educativa, ha quedado muy poco. La 4T, que ha decretado con bombo y platillo el fin del neoliberalismo, no únicamente ha mantenido con vida al proyecto empresarial cobijado por el Pacto por México, sino que ha impulsado en la nueva propuesta educativa una recuperación íntegra de su núcleo gerencial.
La tragedia educativa de hace seis años representó un duro golpe para el magisterio mexicano y las comunidades educativas. El cuerpo de la reforma, orientado por principios eficientistas, consistía en la transformación íntegra de las prácticas educativas en distintos niveles con el supuesto fin de elevar la calidad educativa, entendida como el logro de aprendizajes instrumentales medido en pruebas estandarizadas. De fondo, se buscaba cambiar la lógica del proceso educativo, orientándolo hacia el logro de metas de aprendizaje determinadas unilateralmente que no partían de un análisis responsable de los contextos concretos de escolarización.
Ante la violencia con la que fue impuesta la reforma, el magisterio mexicano mostró una respuesta ejemplar cristalizada en largas jornadas de lucha nacional que se expresaron en una gran diversidad de experiencias de resistencia situadas a lo largo de la República. La capacidad de movilización fue tal, que el gobierno peñista se vio forzado a oscilar entre esporádicos y limitados episodios de diálogo, con una abierta campaña de represión que cobró vidas de maestros, padres de familia y simpatizantes del movimiento. No obstante, pese a todo la firmeza de las maestras no mostró señales de flaqueza.
Al final del sexenio, la reforma educativa había terminado por generar una percepción negativa no sólo en el seno del profesorado, sino en grandes capas de la sociedad. De poco o nada servían ya los contratos multimillonarios entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y las televisoras para difundir sus supuestas bondades o la campaña de desprestigio hacia el magisterio por parte de grupos empresariales. Las movilizaciones habían logrado cuestionar el momentáneo éxito de determinados grupos de interés al lograr hacerse con el control del rumbo educativo nacional con beneplácito de las autoridades. Sin embargo, aunque la reforma parecía estar ya en el suelo, sus efectos continuaban operando… y sus conceptos centrales se mantenían vigentes en la cabeza de expertos y políticos de izquierda.
El malestar con la reforma fue recuperado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a tal grado que llegó a constituir uno de los pilares de su plataforma electoral. Denunciar a la mal llamada reforma educativa se hizo costumbre en cada mitin, principalmente si se llevaba a cabo en algún lugar con una importante tradición de movilización docente. AMLO necesitaba asegurar su victoria. Para ello, además de apoyarse en Alfonso Romo y sus redes para concertar posibles intereses con el capital privado, requería convencer al voto magisterial de que él era la mejor opción para desterrar tan desagradable normatividad. Su jugada funcionó y tras integrar a liderazgos regionales a su proyecto electoral, logró hacerse con el voto docente.
Ya en la Presidencia, su política en educación se ha decantado por gestionar la lucha entre magisterio y empresarios (con sus OSC) con el fin de que a través de su liderazgo y capacidad de mediación sea posible impulsar una agenda educativa que recupere propuestas de ambas partes, en beneficio de todos. Lo anterior le habilita a desarrollar un ejercicio político donde, dadas las condiciones de los actores en pugna, éste pueda posicionarse por encima de tal conflicto y así representar los verdaderos intereses educativos del pueblo. La restauración lopezobradorista en el campo educativo ha llegado tanto de la mano del carisma y legitimidad del Presidente, como de las limitantes políticas que magisterio (atravesado por debates internos) y derecha empresarial (desgastada públicamente) encuentran en su intento por impulsar sus proyectos educativos. Erróneamente, muchos piensan que el Presidente plantea un cambio sustancial en educación que resta fortaleza a los grupos de interés económico.
AMLO ha arrebatado a los empresarios y a sus personeros el control directo de la política educativa del que tanto gozaron el sexenio pasado. Sin embargo, pareciera que este cambio responde más a la tarea de garantizar la permanencia de sus ideas gerenciales que de construir un cambio radical en la política educativa. La lamentable farsa educativa ha llegado de la mano del concepto central del nuevo proyecto: la excelencia, entendida como el mejoramiento que promueve –nuevamente– el máximo logro de aprendizajes. Una recuperación del proyecto empresarial de calidad que marcará el sentido de la formación docente, la gestión escolar, la participación social en educación y por supuesto, la evaluación educativa.
Al dominio lopezobradorista lo precede el ideario educativo empresarial, impulsado por Delgado, Moctezuma, Guevara, Romo y compañía. Construir un proyecto educativo de transformación requerirá romper las cadenas tutelares del Estado y apostar –nuevamente– por construir horizontes distintos dentro y fuera de la lógica estatal.
*Politólogo. Seminario de Perspectivas Críticas en Educación en México y Latinoamérica
¿Qué es el neoliberalismo?
E
l domingo pasado el Presidente decretó el final del neoliberalismo en México, lo cual nos lleva a cuestionarnos ¿qué es el neoliberalismo? con la finalidad de que cada quien saque sus propias conclusiones.
D. Harvey, en su libro Breve historia del Neoliberalismo, manifiesta que es una “…teoría de prácticas político-económicas que afirma que la mejor manera de promover el bienestar del ser humano consiste en no restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales de los individuos, dentro de un contexto institucional caracterizado…”
Agrego al –acertado– autor las prácticas históricas del neoliberalismo, como política económica: desregulación económica, el respeto de la propiedad privada, liberalización comercial, financiera y de capitales, austeridad fiscal, creación de asociaciones público-privadas, el financiamiento como patrón de acumulación, fortalecer al sector financiero privado, etcétera. Las estrategias institucionales de su anclamiento fueron: dotación de autonomía a los bancos centrales y a organismos reguladores-conductores de la política económica, la firma de acuerdos y tratados comerciales y de inversiones y la adhesión al Estado multinacional (compuesto por la OMC, el Banco Mundial, el FMI y el BIS, entre otros). Su modelo teórico-político es la democracia liberal. Y teóricamente plantea el modelo de libre mercado mediante el sistema de precios, como la mejor opción en el logro del desarrollo económico nacional y global.
A diferencia del liberalismo clásico, el neoliberalismo se ha caracterizado por la institucionalización global de la regulación de los mercados y de la política económica en apoyo del liberalismo keynesiano y el derecho público internacional.